El nuevo Código de Policía vigente ha generado toda suerte de comentarios en pro y en contra. La controvertida norma que a diario recibe toda clase de comentarios encontrados, en los últimos días viene siendo fuertemente cuestionada por el protagonismo de la fuerza pública, léase Policía frente a la comunidad, especialmente en lo relacionado a los jóvenes en alto riesgo.
Se comenta insistentemente que la policía colombiana aún no está preparada para afrontar los retos de orden público, específicamente en lo relacionado con el manejo de situaciones delicadas como el pandillismo, la prostitución y las bandas delictivas, porque el personal adscrito a este pié de fuerza no recibe el efectivo entrenamiento en materia de defensa personal, persuasión psicológica y social y técnicas en conducción de revueltas colectivas e individuales, hecho que evidencia la falta de capacidad para alcanzar las metas en cuanto a eficiencia de la aplicación de justicia.
Es claro que nuestra policía todavía adolece de los mecanismos profesionales de capacitación en las escuelas de preparación que existen en el país, lo cual contrasta con una débil aplicación del Código de Policía, el cual muchas veces raya en la ridiculez y el folclorismo callejero, como el visto últimamente en los casos de sanción o comparendos a ciudadanos por comprar una empanada.
Expertos en este tema opinan que en Colombia la Policía debe extremar más los requisitos para la admisión de sus agentes, en razón a que falta todavía mucho entrenamiento en temas como manejo de orden público, defensa personal, persuasión y de situaciones sociales.