
La Organización Mundial de la Salud dice que los pacientes recuperados no son inmunes ante nuevos contagios y enfatiza que se necesita una vacuna para interrumpir totalmente la transmisión.
El virus responsable de la gripe A(H1N1), surgido a finales de marzo de 2009 en México, dejó más de 18.000 muertos.
Ante esto, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró en una rueda de prensa que sabe que el COVID-19 se propaga rápido y «sabemos que es mortífero, 10 veces más mortífero que la pandemia de gripe de 2009».
Por eso resaltó la importancia de la detección temprana de infectados, las pruebas y el aislamiento además de rastrear cada persona con la que tuvo contacto un contagiado para detener la transmisión cuyos casos se duplican cada 3 días en algunos países.