La poca cultura ciudadana es un mal que lamentablemente a diario se evidencia y crece en la sociedad, y por lo tanto es necesario hacer una pausa, reflexionar y buscar la forma de recuperar los valores que han ido desapareciendo con los años.
Esto lo podemos detectar en situaciones cotidianas como en el tráfico de las calles, en las filas o salas de espera con gente que es desconsiderada, irrespetuosa y hasta grosera.
Se ha vuelto costumbre tener que lidiar con el conductor que se parquea sobre cualquier calle céntrica de la ciudad, causando trancones y hasta accidentes. También está el que adelanta donde no debe, el que ignora las señales y a los peatones, en fin, la lista es larga.
Lo mismo sucede con la gente que no respeta en las filas, o quiere pasar por encima de los demás, sobre todo de las personas que tienen prioridad por alguna discapacidad, por estar en embarazo o ser adulto mayor, que merecen mayor agilidad en cualquier atención.
Por otro lado, tenemos a los que llegan media hora tarde a las reuniones, los pasajeros de buses que jamás se ofrecen a cederle el puesto a una mujer embarazada o con bebé. La falta de cultura ciudadana se evidencia en cada segundo que pasa.
Es importante que nos preguntemos constantemente qué nos está pasando, cuál es la razón de estos comportamientos y desde nosotros mismos nos planteemos una solución o una acción que promueva la cultura ciudadana.
Personalmente considero que esto es un problema que viene desde la crianza en el hogar. Incluso las personas “más educadas” de este país, o que tuvieron el privilegio de estudiar en universidades de prestigio, también presentan estas conductas indeseables.
Probablemente se requiera de un cambio drástico, y que los padres de esta época estén dispuestos a darle un mejor ejemplo a los hijos y que promuevan las buenas acciones como respetar al vecino, al peatón, al profesor, a no jugar al vivo y al que puede salirse siempre con la suya.
Considero que, desde esas pequeñas, pero significantes acciones, se puede generar un cambio positivo en la sociedad.
A veces aprendemos la cultura por imitación a nuestras figuras paternas o familiares, vemos como ellos se comportan ante las diferentes demandas de la sociedad y repetimos llevando las conductas automáticamente de generación en generación, cuando tenemos la oportunidad de educarnos consolidamos un proceso de reflexión que nos lleva a ser más inquietos y preguntarnos ¿por qué lo hacemos? y este interrogante nos genera la posibilidad de un cambio que puede perdurar en el contexto y que nos puede llegar a definir. A veces planteo que esto es un proceso lento que se da en el cambio generacional, pero podríamos plantear que con el poder de la educación masiva podríamos llegar a conseguir cambios mucho más directos y efectivos.
La cultura ciudadana es importante en el proceso de construcción de un pueblo, no solo es adquirida por su historia y tradición, muchas veces se encuentra permeada por algunos procesos culturales extranjeros o influencias comerciales y una de las herramientas más importantes en esta es la educación.