Una verdadera lástima que parece será una gran verdad, es el anuncio por parte del gobierno nacional del fin del programa “Ser Pilo Paga”, y con el fin del programa se apagan y se acaban las ilusiones de muchos jóvenes colombianos que querían llegar a ser profesionales, pero que no contaban con los recursos necesarios.
Se apagan también con esta determinación, lo que pudo ser la historia de grandes profesionales que ya no lo serán y todo porque pese a estar consagrado en nuestra Constitución que la educación es un derecho, es claro que en nuestro país más que un derecho la educación profesional es un lujo.
Las declaraciones de la Ministra del ramo acerca de una reforma de fondo al programa, aunque no hablan de su terminación si dejan en claro que el mismo está herido, y parce ce que herido de muerte porque esta desfinanciado.
El hecho es que la realidad fiscal del país, con la necesidad de buscar 25 billones de pesos para financiar programas sociales, y la resistencia que tiene el programa dentro del sector de educación, hace difícil su continuación, por lo menos con las características que tiene hoy en día.
Dice el gobierno que hará un esfuerzo para aportar dos billones de pesos que se requieren de manera urgente para cumplirles a los 40 mil estudiantes que actualmente hacen parte del programa.
Puesto en marcha en el segundo semestre del 2014, Ser Pilo Paga entregaba los recursos necesarios a los mejores estudiantes de acuerdo con las pruebas saber 11 de ese año para realizar sus estudios superiores en instituciones de alta calidad a lo largo y ancho del país.
Además de cubrir la matrícula de los estudiantes, el SPP otorga a sus beneficiarios un subsidio de sostenimiento que depende del lugar escogido por el estudiante para realizar sus estudios y si este es o no el lugar en donde reside su núcleo familiar.
En un comienzo el Pilo Paga fue recibido con entusiasmo por los colombianos, la posibilidad de tener a bachilleres destacados de ingresos bajos estudiando en las mejores universidades era vista como una iniciativa positiva para una sociedad que quiere reducir la desigualdad.
Para las universidades públicas la existencia del programa significó un drenaje de los recursos estatales para educación que se desviaron en esa dirección, sobre todo porque los estudiantes prefirieron las instituciones privadas.
Lo más delicado del programa es que su alcance es sin lugar a dudas limitado y no puede ser entonces posible para un programa de política pública de educación.
Para los estudiantes que presentaron las últimas pruebas saber 11 ya no existirá el programa Ser Pila Paga. A estos se les abrirán seguramente otras posibilidades, pues los pilares de la nueva política serán diferentes.
Sin lugar a dudas muchas ilusiones quedaran truncadas.