
Anoche el ministro de defensa, Guillermo Botero, nos anunció por los medios de comunicación, que prontamente el gobierno se dispone a implementar medidas con el fin de restringir el otorgamiento a particulares de salvoconductos para que puedan de esta forma, portar, conservar en un lugar o guardar armas de fuego; considerando que estas autorizaciones se vienen dando por amiguismo para utilizar la expresión pronunciada por el ministro de esta cartera.
En gran parte tiene razón el ministro, estas autorizaciones la mayoría de las veces se conceden de manera irresponsable, basta que interceda un amigo de un comandante del distrito militar para que el trámite de la solicitud curse sin tropiezo y en poco tiempo, el peticionario está en poder del arma de fuego, sin ánimo de denigrar a una institución tan respetable como es las fuerzas armadas pero es una verdad que la mayoría de las personas conocen, es más, los solicitantes para conseguir arma de fuego, recurren a socaliñas, inventando justificaciones para que le sea entregada estos instrumentos, como las amenazas personales que la mayoría de los casos son inexistentes, se pretende restringir la entrega de salvoconductos para estos fines en los actuales momentos el gobierno, aumentando los requisitos que tiene que cumplir el solicitante para que sea beneficiario de estos aparatos destinados a la defensa personal, en ese sentido podría traer saludables efectos para la seguridad pública del país, teniendo en cuenta que muchas personas por su carácter no tienen las buenas condiciones temperamentales para el manejo de arma de fuego, muchos, para no decir todos, cuando están en posesión de arma de fuego se sienten los valientes charros de las películas mexicanas, incluso, cuando la guardan en el cinto, exhiben para que todos vean, la cacha del arma de fuego y caminan con prepotencia y todos los problemas los quieren resolver hasta lo más insignificante sacando el arma de fuego para intimidar a indefensos inocentes, muy reciente está el ejemplo del caso de Pinillos, municipio del sur del departamento de Bolívar, que me réferi en un artículo reciente, prefirió un soberbio no dar al campesino para que abriera la puerta de madera y siguiera camino en su moto, míseros $3.000 o $5.000 pesos, y provocar discordia, terminando por sacar el arma de fuego y de manera arrogante propinó dos disparos en la humanidad de esta humilde persona, causándole su muerte.
En Estados Unidos como bien se sabe, todos los ciudadanos de ese país pueden portar arma de fuego sin que ello constituya delito, pero claro, son de otras culturas, las matanzas a personas que se han dado con arma de fuego en ese país son producto casi todas por enajenados compulsivos o psicópatas.
Sería saludable para la seguridad pública de la nación restringir sin privilegio el otorgamiento de estos salvoconductos, es más, seria de utilidad que al solicitante se le estudiara no solo sus antecedentes penales, sino de acuerdo al SPOA que maneja la fiscalía y la policía judicial, si, le aparecen capturas por delitos violentos, como violencia intrafamiliar, lesiones, contravenciones como riñas, de tenerla, negarla porque es un indicador que no tiene las condiciones psíquicas normales para tener en poder estos instrumentos, que, por el sólo hecho de tenerla representa peligros a derechos ajenos y hacer un seguimiento serio en el lugar en donde reside esa persona para establecer como es su comportamiento, social y familiar para que sirva como otro indicador igual al anterior y desde luego acabar con el amiguismo del que habla el ministro.
Por otra parte nada serviría desarmar a los ciudadanos colombianos mientras que los delincuentes en el mercado negro consiguen y siguen consiguiendo armas de fuego, y los grupos guerrilleros que no se explica cómo traspasan fronteras, armamentos que llegan a su poder, y no cualquier arma de fuego, en grandes cantidades y muy sofisticada razón por el cual el ejército colombiano tiene dificultad y complicación para combatirlos, todo tiene que ser por parejo, y no desarmar a los colombianos honestos y los bandidos con armas de fuego aprovechándose de la indefensión de los primeros para realizar sus fechorías.