Y llegó el tan esperado fin de semana del reencuentro de esta gran familia. Estábamos casi todos, los pocos que faltaron físicamente, estuvieron atentos y en cierta forma presentes por medios de comunicación.
Organizar a esta numerosa familia de tan diferentes personalidades, gustos, horarios, idiomas, edades y hasta culturas es difícil, pero cuando nos encontramos nos unimos de una forma que es total felicidad.
Graciosamente nos dividimos en grupos: (por orden de llegada): Grupos 1, 2 y 4 de Estados Unidos; Grupo 3 de Chile; Grupo 5 de Bogotá y el Grupo 6, el virtual. Se destaca el grupo 2 pues era el que tenía al protagonista del gran encuentro, el cual nunca perdió la compostura. El que podía dormir y comer cuando quisiera y lo que quisiera o donde quisiera. El que le sonreía a todo el mundo como sabiendo que si no es por él esta familia no se reúne.
¡Y qué decir del Grupo 0! Los que estaban en la “sede”, estos se encargaron del transporte: corrieron varias veces al aeropuerto a recoger, a llevar, o sino acordar con Milton, o Herbert , o el Sr. Marchena o cualquier otro conocido chófer, ya fuera en la madrugada o a la media noche. Y luego, varias veces tuvieron que llevar y traer de la Iglesia al restaurante, del restaurante a la casa, de la casa a la otra casa, dejar a unos cuantos para poder devolverse a recoger a otros.
Se encargaron así mismo del alojamiento: que arreglar los aires acondicionados: de ventana, central, splinters, o sino abanicos. Para la dormida: que inflar los colchones, que distribuir al personal quien se queda dónde, en que cuarto y con quien, sacar toallas, sábanas, jabones…
Se encargaron de la comida: Llenaron sus neveras con frutas tropicales y vegetales, para los que solo comen hierbas; con leche entera o deslactosada (pues hay quienes no pueden beber la entera), carnes, pollos y comida de mar (pues hay quienes no comen carne o aquellos que estaban en viernes de cuaresma); pan blanco, integral, con semillas, con gluten, sin gluten, con mantequilla o margarina, o el huevo frito, revuelto, cocido o la avena (para aquellos que no querían huevo) . Y ni decir del bollo, la arepa…. O pedir una paella (con la opción de llamar a Piko Riko para el alérgico o el que no gusta de la paella). O hacer un buffet de pastas diferentes para satisfacer todos los gustos, con queso sin queso, con pollo, sin pollo, con salsa, sin salsa.
Es decir que mientras ellos aún trabajaban y seguían en sus rutinas tuvieron el tiempo para encargarse de alojamiento, comidas y transportes, además de hacer tiempo extra para estar con todos en todo. Todos con el propósito de ser unos excelentes anfitriones para esta familia de tan diferentes gustos.
Y detrás de bambalinas, personajes como Cande, Yuli, Johnny y Luz Marina… presentes acatando órdenes, lavando platos, limpiando cuartos, poniendo y quitando mesas, sirviendo y recogiendo.
Puntos a destacar:
Idiomas: se oía el inglés con acento hispano, el Spanglish, el español costeño, el español bogotano, el español de España, el español chileno. Las traducciones iban y venían.
Risa: A cualquier tema que se presentara se le sacaba el humor que caracteriza a esta familia, con esa burla que nos hace reír tanto… Ya fuera risas en inglés: con mesura y en bajo volumen o risas en español: a carcajada limpia y en el único volumen que permite la risa latina: a todo pulmón.
La moda (para el día del Bautizo): Se corrió el rumor que se requería vestido de colores pasteles para las mujeres y guayabera para los hombres o bueno aceptaban camisa azul pero de cuello.
Fotos: Selfies, o con el bebe, o con los padrinos, con los que llegaron, con los que se van, con los anfitriones, con el plato en la mano, con la copa de vino, la botella de vino, con la copa de champaña, con la otra copa de champaña, con los hermanos, con las primas, con los de camisa azul, de cuerpo entero, de perfil, al que se durmió, las mujeres (y un “colado”), a todo el grupo, sentados, de pie… y al final del día se oía : “ay, mándame esa”, “¿quién tiene esa?”, “yo no tengo esa, mándamela”, “borra esa”.
Temas de conversación: Varios al mismo tiempo y todos terminaban en risas: lo que comes, lo que no comes, la hora de levantarse, la hora de acostarse, el trabajo, el retiro, los hombres, las mujeres, los jóvenes, los ancianos, el dolor aquí, el dolor allá… y así… todo terminaba con algún chiste y había risas al unísono. Y, de pronto, los video juegos. (Punto)
Momento de suspenso: Cuando el padre hace lectura y luego el quiz que nadie contestó. Vuelve y lee y todos tratando de prestar atención con ese temor que ya viene el quiz otra vez. El padrino salva a la familia con la frase que coincide excelentemente con esta familia: “la unión familiar”, y el padre aprueba la respuesta.
Lo que más se oyó ese fin de semana: “Ya pueden pasar a la mesa”. “Ya voy por ustedes”. “¿Hay wifi?” “Mándame esa”. “¿Quién va por ti?” “¿Que te vas a poner?”, “Ajá”. “Sin hielo”. “Sírveme.” “Tráeme”. “Es que yo no como eso”. “Yo como de todo”. “Tango hombre”. “¡Salud!” “Yes, yes the Sound of Music”. “¡Una foto!” “Pídelo por Rappi”. “Milton no contesta.” Y ya para cerrar Bill les manda a decir que por favor ya dejen la corronchera.
¡Hasta el próximo reencuentro!