Si hay un problema que hoy afronta la nación, es la lucha contra el incremento desmedido del consumo interno de drogas y por ende el crecimiento desmedido de las bandas de microtráficantes.
No es secreto que son cada vez más frecuentes los reclamos de padres de familia y ciudadanos en general sobre la presencia de vendedores de sustancias ilegales en zonas frecuentadas por jóvenes. Hace algunos días señalábamos este problema en nuestro editorial en referencia a la venta de droga en algunos colegios de la ciudad.
Debido a lo anterior, el decreto propuesto por el presidente Iván Duque a los colombianos pretende reglamentar un artículo del Código de Policía y facultaría a las autoridades para decomisar cualquier cantidad de estas sustancias.
Lo propuesto por el mandatario ha tenido mucha acogida en diferentes sectores de la ciudadanía colombiana. La medida aunque buena no garantiza de por si que será la erradicación del problema.
Es necesario combatir el microtráfico, pero como parte de una política pública robusta que apunte a las causas del consumo abusivo de drogas. Hay evidencia científica que demuestra que las personas que sufren trastornos mentales o son diagnosticadas con enfermedades complicadas, tienen más posibilidades de tener problemas con el consumo de drogas adictivas.
Hay que decir que las enfermedades mentales se disparan por factores de corte social como el abandono, el desarraigo, la violencia intrafamiliar, la falta de oportunidades y las presiones de grupo. Sobre todo en edades en las que el proceso de desarrollo de la personalidad convoca a vivir nuevas experiencias y a la rebeldía.
El llamado es entonces a que una vez más se haga un abordaje integral del problema y para hacer los esfuerzos necesarios para combatir el microtráfico y la criminalidad ligada a este deben, sin lugar a dudas- a hacer parte de una política integral que incluya prevención, diagnostico y tratamiento.