En la práctica, el Gobierno pretende prohibir el consumo de drogas, dicen que sobre todo para los pobres, pues en la medida que se suba en la escala social es muy seguro que funcionará menos. Medida represiva, que se prestará a toda clase de abusos y corruptelas, que potenciará un problema global. Una farsa total, que producirá efectos populistas prometidos en campaña. Convertir a los consumidores habituales en criminales y delincuentes, algunos dicen que es una medida despótica y cruel que es propia de regímenes autoritarios y violadores de derechos humanos, como Filipinas, que incluye la eliminación física, las muertes mal llamadas “extrajudiciales”, de lo “único que se duele” el buenazo Duterte. Otra cosa son los problemas de salud pública que deben tratarse como tales por el Estado.
¿Funciona prohibir el tabaco? Pregunta el periodista y novelista argentino Martín Caparrós, en El País de Madrid; y con estadísticas en mano demuestra que sí. Pero no hubo necesidad de convertir en criminales y delincuentes a los fumadores. Ha sido una prohibición o interdicción que llevó a disminuir el consumo, porque la sociedad, los estados realizan fuertes campañas mostrando los desastres gigantescos que se producen, tanto en la salud pública como en los presupuestos de la seguridad social. El tabaco ha matado más que todos los genocidios del mundo juntos. Pero las campañas han sido menos eficaces en los países pobres, subdesarrollados o emergentes. Ahora fuman más en otros países y las tabacaleras se defienden y diversifican; impulsan e imponen sucedáneos como el cigarrillo electrónico, tanto o más peligroso, un engaño total.
No todas las prohibiciones producen el efecto contrario de lo que se pretende prohibir, menos si no están asociadas con el crimen y la doble moral. Por ejemplo ¿mata más el tabaco, la marihuana o la cocaína, que el azúcar, las inocentes gaseosas o juguitos azucarados, la comida chatarra y las grasas trans? ¿Por qué no las prohíben o son objeto de fuertes campañas de salud pública? Por el contrario, pretenden ser silenciadas y sus críticos estigmatizados, cuando no amenazados.