
No hay ninguna mujer en la historia, con tanto reconocimiento como lo de Marie Curie, ella, fue la primera profesora de la universidad de Sorbona, en más de 600 años de existencia, la primera, mujer que obtuvo un premio nobel, y el primer científico que obtuvo un segundo premio nobel, nacida en Varsovia, en el año 1887. Manía, apelativo cariñoso con el que la conocían en su casa, y entre científicos colegas, con una niñez con muchas dificultades políticas y económicas, al comenzar su vida, su país estaba bajo la dictadura de Rusia, en donde a la mujer tenía muy limitados sus derechos hasta en los estudio, a sus diez años se le muere su madre, haciéndose más estrecho su estado económico, terminó segundaria con las máximas calificaciones y mención de honor, poniéndose de acuerdo con su hermana Bronia, para que ésta se fuera a estudiar carrera primero, para después ir ella a comenzar sus estudios en su carrera de preferencia, la física, pasado unos años viaja a Paris, con dos o tres mudas de ropas, y se matricula en la universidad de la Sorbona, entre las 23 alumnas de los 1.825 estudiantes de la facultad de ciencia de esa universidad, cuando la presencia de mujeres en esa prestigiosa universidad era una excentricidad, Marie, terminó sus estudios de física, obteniendo las mejores notas, por lo que le concedieron una beca destinada a los alumnos polacos y financiada por el gobierno de Polonia, con esa ayuda, pudo seguir sus estudios en esa universidad, posteriormente, recibió otra beca del gobierno francés para estudiar las propiedades magnéticas de los aceros, lo que le permitió conocer al científico Pierre Curie, con quien posteriormente se casa, más que todo por sus atracciones, de ambos, por la ciencia, uno al otro necesitaban la colaboración de sus conocimientos, en febrero de 1886, el científico Becquerel detectó una fosforescencia invisible y de larga duración en unas sales de uranio, pero este científico dejó de estudiar el fenómeno por tener orígenes incomprensibles, es, cuando Marie se empecina a estudiar los rayos uránicos pero, desde una perspectiva diferente al que había hecho su antecesor Becquerel, emprendiendo a comprobar que metal u elemento eran los que emitían los misteriosos rayos de Becquerel, terminando por descubrir dicho elemento que había pasado desapercibido porque estaba en concentraciones muy pequeñas, con un elevado poder de emisión de rayos, muy superior al de uranio, al que Marie en honor a su país natal, llamó al elemento Polonio, y después descubre, junto a su esposo Pierre Curie, otro, al que denominaron Radio, ambos elementos con la capacidad de emitir radiaciones de forma espontánea, propiedad a la que bautizó Marie, como radioactividad, Marie fue doctorada con el estudio de dicho experimento, convirtiéndose en la primera mujer en obtener un doctorado en la universidad de Sorbona, en el año 1903, se le concedió premio nobel de física por este descubrimiento junto con su marido Pierre, y Becquerel, cuando lo justo era que se premiara solo a Marie Curie, fue la que hizo todo, el que inició el estudio del fenómeno, se quedó a menos de la mitad de camino, en donde esta genial científica, tuvo que comenzar de nuevo con diferentes perspectivas, que le dieron buenos resultados.
En el año 1911 recibió un segundo premio nobel, en solitario, y de química por los descubrimientos del polonio y del radio, el primero fue por el estudio de la radioactividad, su salud se deterioró por las largas horas de exposición al radio, se quedó ciega de tempranas cataratas, y con anemia grave, que solo se curaba cuando pasaba temporalmente lejos del laboratorio, pero, por su apego a su laboratorio fue incapaz de abandonarlo, porque la investigación era su vida, lo que hizo que su salud empeorara, en el año 1935, mientras pasaba unos días en los Alpes, donde fue preludio de su muerte por una afección pulmonar y por el cual muere, sus restos, juntos con los de Pierre, fueron trasladados en el año 1945 al panteón de parís, que acoge a los grandes hombres franceses, cuando Marie, ni era hombre, ni había nacido en Francia, el traslado de sus restos fue un acontecimiento en parís, donde tuvo un solemne homenaje presidido por el presidente François Mitterrand y Lech Walesa, presidente de Francia y Polinia respectivamente.