
Con voz firme como siempre se ha caracterizado, el veterano político conservador, del departamento del atlántico ROBERTO GERLEIN ECHEVARRIA, en varias entrevistas, la más reciente la entregada a la periodista, VIKI DAVILA en su programa, Blu Radio, propone, que es costumbre inveterada en la costa caribe y que se ha extendido por toda Colombia, la compra de votos y con la práctica de esa costumbre resultan elegidos los candidatos a ocupar cargo de elección popular, llámese, gobernador, congresista, concejal, alcaldes etc; y por lo tanto da a entender que por ser una costumbre generalizada, estas conductas deben ser letra muerta en nuestro código penal colombiano, que lo consagra delictual, castigando tanto para el que entregue la gratificación, sea el dinero, la más común, en especie mediante becas, promesa de puestos, contratos etc. Cómo él que recibe.
En parte lo dicho por el renombrado dirigente político conservador, es totalmente cierto, con mayor acento en la costa caribe, todos los candidatos a ser elegidos en estos cargos, compran votos o conciencias, y esto no es un secreto para nadie , y se viene dando este fenómeno, calculando a vuelo de pájaro, desde hace unos 30 años y el gobierno, incluyendo las autoridades policivas y judiciales tiene gran parte de culpa que ésta mala costumbre o más bien, delitos electorales se den en su máxima expresión para los tiempos de elecciones. Sabe dónde están comprando votos, llámese CTI, Sijin, Dijin, policía nacional, ejercito etc, y se hacen los sordos e invidentes para no capturar a los autores de este delito, con el argumento que se le ha escuchado, todos están comprando votos o se capturan a todos o no capturamos a nadie. Y lo más alarmante la puja que se presenta entre los candidatos proponiéndose a ofrecer más dinero y seducir de esta manera a él elector y ganar y no se justifica que en ciudades intermedia en Colombia, de 100 o 150 mil habitantes un candidato a la alcaldía, resulte victorioso después de gastarse 5,7 o 10 mil millones de pesos, y no se diga los gastos para congreso, son enormes, 10, 20, 30 mil millones (representante a la cámara), senadores gastan 30, 50, 70 y mas millones de pesos, posibilidad que sólo tienen los ricos, que se pueden dar este lujo.
Pero, para todo colombiano he sabido por qué gastan tantos millones, porque el estado los recompensa con contratos donde se derivan coimas y de esta manera recuperan lo invertido y más, desde luego, no todos, muchos parlamentarios, alcaldes, estando en el ejercicio de sus cargos, se han destacado favoreciendo a sus comunidades con obras de gran impacto social, en la que ganan buena opinión y les salen menos costoso una campaña para la reelección.
La costumbre hace ley, antiguo refrán con repercusiones jurídica y que no ha perdido vigencia, pero, las costumbres que hacen leyes, son las buenas costumbres y no las malas costumbres; parece querer sostener el político Gerlein, la teoría del funcionalismo del alemán GUNTHER JAKOBS, los hechos dañosos que son aprobados por la sociedad, no merecen ser castigados, teoría que no ha gozado de simpatía por los operadores judiciales de Colombia, comenzado con la corte suprema de justicia, sólo recuerdo una sentencia de la máxima autoridad de Colombia con apego a esta tesis de Jakobs, hace unos 30 años, eximiendo de responsabilidad a un campesino colombiano por sostener relaciones sexuales con una campesina, menor de 14 años en la que terminaron conviviendo, sustentando que ello es costumbre en las zonas rurales de Colombia, hacerlo en edades inferiores a 14 años, con la aprobación de los familiares, tanto del varón como de la mujer, los integrantes de la corte cambian y los que la conforman no predican los mismos criterios, con el transcurrir del tiempo, hoy en día la corte suprema, no es partidaria de esta teoría.
Era costumbre en Colombia gratificar los servicios prestados en un restaurante, hotel o en cualquier otro negocio, esa costumbre, hizo ley, hoy en día la ley laboral confiere reconocimiento legal a las llamadas, propinas. Pero, debe observarse que los efectos de la costumbre de la gratificación por servicio, es distinto a la de la compra de votos, en la primera no produce perjuicio, ni individual ni social, en cambio en la compra de votos si, se eligen alcalde por dinero, muchos sin tener preparación para asumir semejante responsabilidad, y que a lo mejor hizo cambiar la idea al sufragante de votar por otro candidato, al de su preferencia, como es un negocio de compra y venta, justifica, para que el alcalde o congresista elegido desatienda de solucionar o mejorar los problemas sociales de las comunidades y el peor efecto, que estimula la corrupción, se preocupan sólo por los contratos para las coimas sin importar que el pueblo esté sin empleo, con mal servicio de salud, educación etc.
Claro está que el líder político conservador Gerlein propende con estos comentarios que las autoridades judiciales que adelantan el caso, contra, su hermano, julio Gerlein, pierdan interés para sacar con éxito el proceso y se enfrié la situación, hoy teniendo el máximo interés a raíz de la fuga y recaptura en suelo venezolano, de Aída Merlano, condenada por el delito electoral en el que involucran al empresario, Jorge Gerlein, Arturo Char, Laureano acuña y unos diputados y concejales de la costa caribe, Aída Merlano que ha dado de qué hablar por los noticieros y diarios nacionales y no se sabrá, hasta cuándo.