Como en los terremotos o en las grandes tormentas en la economía hay que estar atentos a los indicios que las anuncian. No es fácil captar, en medio del farragoso volumen de información económica y política, esos signos que pueden indicar que la tranquilidad está a punto de perderse. Como en toda ciencia humana, percatarse de las señales que son definitivas en el cambio de una tendencia, obliga a escudriñar hasta en el más leve y desapercibido de los fenómenos.
¿Por qué estoy diciendo esto? Porque en el ambiente está oliendo a huracán. Desde las dificultades cotidianas de todas las actividades económicas cuyos ingresos se menguan no obstante los esfuerzos de empresarios y trabajadores, hasta las carencias crecientes de necesidades y bienes básicos de las mayorías sociales. Muchos pueden decir: son simples malestares. Y ellos no nos indican con claridad si debemos preocuparnos o no. Pero hay algunos síntomas que indican la gravedad de una situación.
En la situación actual de la economía colombiana el anuncio de que uno de los mayores jugadores en el mercado financiero y, de manera particular en el mercado bursátil, está de salida es preocupante. Harbor International Fund, uno de los mayores inversionistas del Bancolombia, ha vendido la mitad de su participación accionaria en esa institución bancaria, algo así como US$300 millones, una suma significativa si se entiende que la operación diaria de la Bolsa de Valores de Colombia es de US$45 millones. Transacción importante porque el fondo Harbor tiene inversiones en acciones de distintas empresas colombianas, particularmente bancos, de US$1.100 millones y, puede estar pensando liquidar sus posiciones en el país. Esta información suministrada por el portal especializado, Bloomberg, señala que posiblemente la decisión obedezca a la baja rentabilidad de la BVC, cuyo índice Colcap viene cayendo durante 11 de los últimos 15 días y que durante los años recientes no ha tenido un comportamiento robusto. Con un mercado de valores tan pequeño como el colombiano, si se compara con pares como Chile, US$170 millones diarios, o México, US$370 millones diarios, para no hablar de las grandes bolsas estadounidenses, europeas o asiáticas, una oferta de acciones en venta como la de Harbor, pone en dificultades la liquidez bursátil, afectando fuertemente su rentabilidad. Pero lo que genera mayor preocupación es que esa sea la tendencia que sigan otros inversionistas extranjeros, que inducidos por la mayor rentabilidad y seguridad de las bolsas de los países desarrollados, están migrando hacia esos mercados.
Colombia salió relativamente indemne de los sacudones que, durante los meses corridos de este año, han convulsionado los mercados bursátiles de Argentina y Brasil, pero de seguir la tendencia parece que no nos vamos a escapar. Otra pata que le nace al cojo de este gobierno que se está estrenando, afectado por todo tipo de convulsiones internas y externas.