Que Colombia sea la democracia más sólida de Suramérica tiene que ver en gran medida con el papel que desempeñan la Policía y las Fuerzas Militares como defensores de la Constitución, la libertad y la institucionalidad nacional.
A raíz de las alteraciones del orden público en Cali y Bogotá registradas entre jueves y viernes, la Fuerza Pública dio una nueva demostración del importante papel que juega dentro de nuestro sistema político.
La acción de la Policía, del Ejército y de la Fuerza Aérea permitió recobrar rápidamente el control, evitando así que el caos se apoderara de Cali y Bogotá e impidiendo que las revueltas y lo saqueos se extendieran a otras ciudades del país.
En ese sentido, los colombianos no solo deben rechazar a quienes quieren validar la violencia y el vandalismo como mecanismos de protesta, sino también respaldar a las autoridades en la lucha contra los desadaptados que quieren incendiar el país, muy seguramente manipulados por figuras maquiavélicas que buscan sacar réditos políticos de todo esto.
Rodear a las instituciones en momentos como los que se vivieron la semana pasada es clave para que Colombia no caiga en situaciones como las que han vivido países vecinos en los que la violencia y los daños contra los bienes públicos, el comercio y la propiedad privada han causado estragos en sus sistemas políticos y económicos.
Por eso, en estos días, cuando aún hay mentes perversas incitando a que la gente se tome las calles y paralice el país, es fundamental que los miembros de la Fuerza Pública sepan que la inmensa mayoría de los colombianos confía en ellos y los respalda, con el firme propósito de defender la democracia y la vida, honra y bienes de todos.