Liberar a los niños y niñas del flagelo de la violencia, debe ser una política de Estado en un contexto de integralidad, alejada de la retórica cortoplacista a la que nos tienen acostumbrados los gobiernos de turno, que elevan su voz de rechazo cuando se conoce la violación o muerte de un menor, pero con el pasar de los días no hace nada.
Una encuesta sobre violencia contra niños, niñas y adolescentes liderada por el Ministerio de Salud y dada a conocer, desnuda, por primera vez, el flagelo de la agresión a los menores desde su prevalencia dentro de la sociedad y no desde los eventos agudos y las denuncias, lo que le otorga gran valor a la hora del análisis y las acciones para contenerlo.
Y es que no podemos estar tranquilos después de saber que la tercera parte de los niños y adolescentes son golpeados de manera regular en sus entornos y que hasta uno de cada cinco de ellos recibe agresiones sicológicas de sus padres, familiares y cuidadores, como lo revela la encuesta.
La evidencia encontrada muestra que el 15,3 por ciento de las mujeres menores de 18 años y el 7,8 por ciento de los hombres están siendo hoy víctimas de algún grado de violencia sexual en un contexto en el que solo se mediatizan los casos más aberrantes, entre anuncios de investigaciones exhaustivas de las autoridades que nunca llegan a nada y terminan desestimulando en los afectados cualquier intento de denuncia.
Pero lo más grave de esta situación es que los desenlaces de la situación cierran el perverso círculo de violencia- impunidad-violencia, que, sin más, se desliza hacia una preocupante normalización del maltrato y el abuso que gran parte de los menores incluso consideran parte de su proceso de crianza y crecimiento; lo cual es simplemente inaceptable.
Luego entonces no queda más que tomar como inaplazable la tarea de atenuar estas cifras de vergüenza.
Liberar a los menores de la violencia debe ser una política de Estado en un contexto de integralidad, alejada de la retórica cortoplacista a la que nos tienen acostumbrados luego de conocer las noticias.
No hay que olvidar que en nuestra Constitución política está escrito que los derechos de los niños están por encima de los de los mayores y entonces no nos queda otra que cumplirlos y hacerlos cumplir por parte de las autoridades.
Los menores deben ser nuestra prioridad.