Así viene llamándose a las marchas o protestas que de vieja data vienen realizando la población indígena de diferentes etnias en el país, en especial en los departamentos de Santander, Valle del Cauca, Cauca y Nariño, extremándose cada vez más esta población en la manera violenta de demandar beneficios al estado, invadiendo y obstruyendo el tránsito vehicular de carreteras, que comunican a regiones importantes del país, como lo es, la carretera panamericana; ocasionando enormes perjuicios a la economía de empresas privadas, a la del país en general y a su infraestructura vial, destruyendo estas vías bien pavimentadas para fabricar armas de contextura dura de asfalto y lanzarlas en distintas maneras, contra, el ESMAD y otros miembros de las fuerzas armadas, son, muy soberbios, temperamentalmente y por ello, con prepotencia pretenden que el estado se allane sin condiciones a una serie de peticiones descabelladas de todo punto de vista, formuladas por ellos.
Son indígenas cuando les conviene, en situaciones en el que necesitan utilizar la jurisdicción especial indígena, para asuntos judiciales en la que debe resolverlo la justicia ordinaria; cuando quieren pedir ayudas económicas del gobierno sin rendir cuentas en qué se invierten los recursos girados a ellos por el gobierno, según dato dado a conocer a la opinión pública por el propio gobierno de Iván Duque, se le han transferido a estas poblaciones, al filo de Ochocientos Mil Millones de pesos, del cual han solicitado a los receptores de estos caudales que pasen informes con los soportes correspondientes en que demuestren, qué tuvieron el destino acordado en reuniones en fechas anteriores y en beneficio, en salud, educación y otros aspectos de interés social de las mismas comunidades indígenas; y como ellos hacen lo que quieren, porque son indígenas, a la fecha se tiene información que no han reportado nada sobre este punto; y ellos, de acuerdo a la constitución nacional, a la ley procesal penal colombiana, son sujetos de derecho, igual de deberes, y cuando ejecuten hechos delictivos deben entender, aunque se hagan los desentendidos, que deben rendir cuenta por sus faltas o transgresiones a la ley, por acción u omisión, como cualquier otro ciudadano, dentro del territorio nacional que igual cometa delito, ante las autoridades judiciales, y que no existe para ellos y por el hecho de ser indígenas, ningún fuero especial, la jurisdicción indígena, es, una jurisdicción excepcional, sólo aplicable para aquellas comunidades indígenas en el que sus miembros no han introyectado valores culturales que forman parte de otras civilizaciones, o más bien, del mundo exterior de donde desarrollan su diario vivir; en otras palabras, solo para aquellas aglomeraciones indígenas, que viven su propio mundo, solo conocen sus costumbres, sus propias leyes, que conductas constituyen faltas o no dentro de su propia cultura, no para aquellos, que es la situación de los revoltosos, que hoy en día permanecen ocupando carreteras y desde esos lugares, produciendo estragos a la economía nacional, y coejecutando una serie de delitos que por su naturaleza debe conocer la jurisdicción penal ordinaria, no usan taparrabo, sino vestimenta de uso de cualquier persona, ni caras pintadas con colores vivos, no llevan a sus espaldas la aljaba para guardar sus flechas o armas para su defensa y caza, y otros signos que dan identificación propia a estas colectividades, con comunicación y contacto permanente con poblaciones no identificadas como indígena, por tanto sus actuaciones delincuenciales tienen la misma connotación, a las realizadas por personas común y corriente, hasta el extremo que se le han grabado videos, alguno de ellos, portando armas de fuego de gran alcance o de uso privativo de las fuerzas armadas, o armas de guerra, y quien por lo menos se atreva a cargar estos armamentos no son ningunos angelitos o ningunos indígenas que no sepan que esas conductas están prohibidas por la ley.
La visita que ha ellos hizo en estos días, en los lugares en donde están ubicados, Gustavo Petro Urrego, mas en estos momentos críticos, en vez de capitalizar opinión, este líder político costeño, la ha minado, quiera o no quiera, no constituyen estas mingas, reclamos pacíficos, sino violentos, desafiando a las autoridades públicas y al margen de la ley, y constituyó una complicidad psíquica, porque dicha visita, envalentonó aún más a estas agrupaciones para continuar con sus desafueros, aunque este ex candidato a la presidencia durante sus visitas a los indígenas en protestas, no haya ordenado o insinuado verbalmente o por señas corporales su complacencia para que sigan con estos actos vandálicos, fue el hecho de su presencia en esos lugares aunque se acepte, en gracia de discusión, que solo fue a saludarlos; para los indígenas tuvo otro significado su presencia entre ellos, en los actuales momentos, la de estar a su lado, respaldando sus reclamos, cualquiera que sea la forma en que lo estén haciendo, y todo, por el populismo, para pasar, como está acostumbrado, de ser el líder político que aboga y protege a las clases menos favorecidas.
Gustavo Petro, hay que reconocer que ha llegado a donde está por su capacidad intelectual, es una persona inteligente, pero a ratos comete errores, que pueden dar resultados en su contra en un futuro, debe prever que está dentro de las posibilidades que puede ser presidente de Colombia, que de ser presidente, sus opositores con ideología distinta, pueden hacer lo mismo, a lo que ha hecho y se ha propuesto realizar en contra del gobierno de Iván Duque, fomentar la violencia, el desorden para de esta manera desprestigiar su gobierno y determinar su caída, cuando lo que debe estar haciendo es ganar simpatía cada día en esa masa electoral que votó en favor a su rival para la presidencia de la república, y esto lo consigue, no, como lo viene haciendo, sino con otros procedimientos de mayor cordura, y demostrando ser un hombre de reconciliación.