Aunque cada cuatro años por esta época los colombianos nos damos cita para saber quién será el próximo alcalde de nuestro municipio, pese a que las elecciones se realizaran dentro de cuatro meses, estas elecciones que se avecinan pueden considerarse como muy importantes pues es la oportunidad que tenemos de oxigenar la política con nuevas ideas y dejar el escepticismo sobre el futuro del país, que por ende va ligado al futuro de nuestro municipio.
En cuanto hace referencia a Magangué, hay que decir que en el elector primario –por lo que se ve y se escucha en las calles- no están sintonizados con las propuestas hechas hasta hoy por los candidatos.
Se puede estar dando que quienes están aspirando al primer cargo municipal, no hayan podido ser claros en sus ideas o muy seguramente que no las han sabido socializar ante las comunidades que a diario visitan.
No hay un candidato que se pueda decir que lleva la delantera en estos momentos en materia de preferencia por parte de los magangueleños.
Otro punto que enmarca la importancia de estas elecciones, lo es el hecho de la falta de credibilidad que desde hace muchos años ha venido afrontando la clase política, credibilidad que obedece a los altos niveles de corrupción que vive la nación y que en la gran mayor de casos está liderada por la clase política.
Y pareciera que su intención no es la de cambiar, por lo menos a corto plazo, y así quedó demostrado con el hundimiento en el Congreso del proyecto de ley que ponía fin a la posibilidad de gozar de casa por cárcel para los funcionarios corruptos.
Es un deber de los electores impedir mediante su voto, que a las campañas ingresen recursos provenientes de negocios ilícitos, pues sería grave para la democracia que a concejos, alcaldías, asambleas o gobernaciones, lleguen personas con la clara disposición de poner las instituciones al servicio de organizaciones ilegales.
Por eso es muy importante que todos aquellos que puedan ejercer su derecho al voto, lo hagan a conciencia y pensando en el futuro de sus hijos.
La clave es un voto libre de compromisos cortoplacistas, informado y responsable con las futuras generaciones y tomar distancia de las soluciones simples y mágicas a problemas complejos que a veces nos ofrecen.
Lo que hay que hacer no es un misterio, simplemente un voto libre de compromisos cortoplacistas, informado y responsable con las futuras generaciones.