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Uno de los momentos más difíciles en nuestras vidas es la muerte de alguien cercano. Cuando uno de nuestros familiares o amigo es llamado al reino celestial, nos invade una tristeza inmensa y se nos arruga el corazón porque sabemos que en esta vida no será posible volver a verlo ni compartir con él esos instantes tan maravillosos.
Por más fuertes que seamos, no es posible evitar el llanto que nos causa su fallecimiento y las únicas consolaciones que tenemos es saber que Dios le está brindando el descanso eterno y recordar todos esos momentos alegres y tristes que vivimos junto a él.
El profesor Francisco José Turizo Jiménez, durante su paso por este mundo demostró ser un hombre a la que solo le interesaba ser feliz con las personas que la rodeaban, nos enseñó que las cosas más simples de la vida son las que nos hacen más felices y que debemos luchar hasta el último día de nuestras vidas para lograr lo que deseamos, fue el líder de su familiar, la rueda armónica que la ponía a rodar, que su espíritu descanse en paz.
Su muerte es una gran pérdida para la comunidad Cascajalera, pues él fue una gran persona que dedico su vida entera a hacer de este un mundo mejor para todos, ahora se encuentra en el cielo y desde ahí nos observara y nos cuidara cada día de nuestras vidas
Su corazón permanece aún con nosotros, su corazón rebosante de felicidad, su corazón repleto de ejemplos no partirá nunca, es el regalo que Dios nos deja de nuestro primo Fran, como lo llamamos cariñosamente, su corazón, que a pesar que ahora se halla en silencio, podemos sentir su presencia en medio de nosotros, un ser que nos entregó bellas cosas que todos supimos compartir.
Siempre lo recordaremos con una sonrisa en el rostro y con esa mirada que nos trasmitía tranquilidad a todos, su muerte nos tomó por sorpresa pues alguien como él demostraba sus ganas de vivir a cada instante, son días y días en que nos sentimos tristes, pero pensemos que él no hubiese querido vernos así, sigamos su ejemplo y seamos fuertes.
Oh muerte que separas a los que vivían juntos, qué dura y cruel: que arrancas de nosotros a los que unía la amistad. Fran, la muerte nos ha separado y estamos tristes por tu partida; pero también te queremos decir que la muerte ha sido vencida en Jesucristo y por eso creemos que estas en buenas manos en la casa del Padre amoroso, pues la fe nos dice: “si verdaderamente hemos muerto con Cristo, tenemos la fe de que también viviremos con él”. Ese es el mensaje de aprecio, de afecto y de acompañamiento que nos une como familia, como paisano y amigo. Nos hemos reunido, a celebrar la fidelidad de Dios, la esperanza de que algún día nos volveremos a reunir ya transformados en una comunión eterna.
Fran, gracias por ser un profesional formador, responsable prudente y preocupado del dolor ajeno. Gracias porque has dejado huella positiva en tantas generaciones de amigos, hoy todos los profesionales de Cascajal, orgullosos de la formación humana e intelectual que te hizo grande.
. Gracias Francisco en nombre de los profesionales de Cascajal y su familia, de los amigos por ser un excelente compañero y todos los que compartimos la aventura de ser un verdadero profesional de Cascajal, porque de ti aprendimos por medio de sus máximas, frases y bromas Son muchas las experiencias exitosas que hoy podríamos evocar, como un homenaje a toda una vida dedicada a tu familia y amistades.
No es fácil aceptar tu ausencia, pero tu recuerdo es muy grato para nuestra memoria.
La victoria de Jesucristo sobre la muerte. Hoy, puedo repetir las palabras del santo Job: “El Señor nos lo dio, el Señor nos lo quitó, bendito sea el nombre del Señor” “Tú debes estar tranquilo, pues hiciste lo mejor, los invito a celebrar la fe, la esperanza y la resurrección. FRANCISCO TURIZO, tú no has muerto, tu recuerdo e impronta está grabada en cada uno de los tuyos y de todos los que te acompañamos y dándole fuerza a tu familia. Descansa en Paz