Las investigaciones penales por los supuestos homicidios de Jaime y Alejandro Pizano, va creciendo en confusiones y como están las cosas, de acuerdo al último reporte pericial respecto al hallazgo de ADN de Jaime Pizano, adherido al recipiente contentivo de cianuro y que fue descubierto en casa de esa persona, aumenta aún más la posibilidad que esta investigación termine fracasada, ante la imposibilidad de establecer existencia de los homicidios insidiosos y autores y participantes del mismo.
Pero les confieso mis apreciados lectores que estas impunidades en relación a envenenamiento de personas, no es para asombrarse, desde lejanos siglos vienen quedando en impunidad muchos crímenes que están registradas en los archivos judiciales, en el siglo XII y XIII el veneno más usado fue el arsénico, envenenados se le dieron muerte al emperador persa, Ciro el grande, a los papas clemente VII o Alejandro VII y hasta Napoleón, de acuerdo a la sociedad napoleónica internacional, que no murió de cáncer de estómago, sino de envenenamiento, teoría que es hora de objeto de controversia.
El veneno se empleó como arma para cambiar regímenes, destronar gobernantes, y papas y no se sabe cuánto número de asesinatos de resonados personajes, han quedado sin castigo; con la agravante que para esos siglos la ciencia médica estaba en pañales, no estaba en práctica la necropsia, cuando se desarrolla esta técnica más o menos en el siglo XIII comienza a decaer este modo de asesinar, por la sencilla razón que las muertes de este modo, no dejan lesiones o heridas visibles externas, y con la necropsia es cuando comienza a saberse las causas de muerte.
Tanto fue la impunidad y la frecuencia de homicidio en esta modalidad que Luis XIV creó mediante ordenanza un tribunal especializado, exclusivamente para investigar delitos de homicidio de este modo.
Cuenta la historia que Francisco de Médici (familia aristocrática italiana), fue asesinado al detectarse en su hígado niveles de arsénicos muy superiores a los normales en los seres humanos, formándose para la época una acalorada controversia científica, entre los partidarios de la teoría a favor de los sospechosos que fue el mismo hígado que produjo esa cantidad anormal y otros grupos de científicos a que no, que fue por obra delictual, a final de cuentas el crimen quedo impune, como los innumerables que han quedado.
En caso concreto de los Pizano se percibe que lleva el mismo rumbo, por razones hasta lógicas y por reglas de experiencia, no es lo corriente por muy inexperto que sea la persona que haya aplicado este procedimiento proditorio en los Pizano, no haya tenido la precaución, de esconder el resto del cianuro después de hacer que las victimas ingirieran el veneno, y dejarlo tal como lo encontraron, a la vista de todos, cuando el modus operandi de los autores de estos crímenes, es precisamente la buena preparación y cálculo de todos los pormenores que permita ejecutar el homicidio, sin dejar rastro, siempre se realizan y es su mayor característica, subrepticiamente, mezclándola con la comida que va a consumir la víctima, con el remedio, la enfermera aplica una una inyección con veneno, haciéndole creer al enfermo que es el medicamento ordenado por el médico, y siempre sin que nadie se de cuenta y menos la víctima, porque al saber la victima que lo están o van a envenenar, no existirá homicidio con las circunstancias de agravación de la insidia o alevosía y ha de aclararse que el fundamento de esta agravación en estos homicidios, no es por el veneno en sí, sino por el modo cobarde y vil en que obra el autor, aprovechando la indefensión de la víctima, por tanto si a la víctima se le obliga a tragar el veneno no concurrirá esta circunstancia de agravación aun cuando que por otro lado se dé por demostrado la existencia del delito de homicidio, para el caso de marras aún y no lo creo que se alcance a demostrar que la muerte de los Pizano fue por obra criminal, casi que seguro habrá de dejar a un lado la aplicación de las circunstancias de agravación que he comentado.
El cianuro de potasio, es de origen mineral, como lo es también el arsénico, nitrato de plata y el acetato de plomo. Hay venenos gaseosos como el óxido de carbono, y de origen animal, como los extraídos de las serpientes o de la sangre de las anguilas, o de origen orgánico como algunos virus orgánicos, los bacilos del cólera o de la tuberculosis, y de origen vegetal, como lo son la balladona, la cicuta y el acónito.
El primer veneno que se conoció en la historia, afirman los versados historiadores consistió, en una mescla de arsénico con vísceras de cerdo, que se hacía reposar por unos 30 días en una vasija hasta su total putrefacción, luego se evaporaba hasta obtener una sal blanca similar a la azúcar.
Existe un concepto de envenenamiento moderno, que es el actualizado, “toda sustancia que al ingresar al organismo actúa afectando la salud” en esos términos simples cobija este concepto, cuando con la intención de matar a una persona sabe el criminal que es diabética y le hace tomar una bebida con altos niveles de azúcar o dar a un niño de corta edad alcohol en exceso, que dada a otras personas en condiciones diferentes no hace efectos dañosos, una persona que no es diabética o a un adulto.