Todavía tenemos en la mente la imagen de nuestra primera maestra o maestro, educador o educadora, que nos orientó con sus juegos y rondas en medio del amor de una madre o padre y su forma amable de quien sabe educar, nos enseñó a deletrear las primeras palabras.
La celebración del Día del educador, 15 de Mayo, hacerles un alto reconocimiento de su humilde pero fértil labor. El trabajo y la responsabilidad que asumen cotidianamente los miles de docentes son una expresión profesional de su apego y devoción. Por eso, es indispensable en su día mostrar la imagen, quienes dedican su vida educando a los niños y jóvenes, convencidos que en ellos se alberga un mejor futuro para toda la comunidad.
El magisterio es, antes que nada, seres humanos que viven las angustias y tragedias del país expuestas a la mirada de niños y jóvenes que, en muchos casos, sólo cuentan con ellos como puente para pasar de la pobreza y el dolor hacia la esperanza. Enseñar no es fácil, pero si fascinante. De un educador, se adquieren los principales conocimientos, se aprenden las primeras letras y hasta las básicas operaciones matemáticas. De sus enseñanzas se forman los futuros profesionales quienes van a dirigir, el porvenir del país.
El Educador es emblema de virtudes y de ciencia; es el educador por excelencia, quien forma a las jóvenes generaciones en una educación de valores, creadora y formadora; una educación participativa, creativa e investigadora. El educador es el maestro de sentimientos nobles, de la mesura del afecto y la comprensión; quien inspira dinamismo, alegría y entusiasmo a la juventud; y manifiesta dominio, más como fruto del respeto por la calidad académica, y creando espacios de convivencia pacífica. Todo, dentro de la justicia, la equidad, la imparcialidad y el estímulo permanente. Su mayor satisfacción es conocer la calidad de los frutos que un día sembró y el proceso educativo hacia la meta de la esperanza, cuando sus discípulos entran en la vigencia social de su generación y con actos de creatividad buscan la transformación de la sociedad, con sabias directrices, producto de su legado en la educación.
Son columna vertebral del sector educativo, los docentes asumen la misión más estimulante del mundo, esto es, la de desarrollar las capacidades de los niños, en el momento en que éstos emprenden su propio camino, para que aprendan ‘a conocer’, ‘a hacer’ ‘a ser’ y ‘a vivir juntos’, gracias a los maestros- educadores los niños descubren por vez primera las posibilidades que ofrece la vida y, más adelante, prosiguen la búsqueda del conocimiento mediante la educación permanente.
Los docentes despiertan el sentimiento de justicia social, esencial para construir la paz y el desarrollo sostenible sobre una base de conocimientos sólidos de una educación integral, centrados en el progreso social, la honradez, rectitud, honestidad, afecto y cariño, la democracia y la erradicación de la pobreza. En su labor diaria, aportan ideas, generan maneras de pensar, y persuadir principios, valores e ideales.
Vaya este homenaje y aprecio, en el día del Educador, a todas, educadoras y educadores, que dignifican con su ejemplo esta apasionante profesión, y que, día a día, luchan incansablemente, por entregar mejores niños y jóvenes preparados al país