Una vez en el mes de diciembre el Ideam anunció la entrada en firme del llamado fenómeno del Niño, las alarmas se encendieron en todas las regiones del país, frente a lo que viene sucediendo ya con el crudo verano que se extenderá hasta mediados del próximo mes de abril.
Hay alrededor de 19 municipios del departamento de Bolívar en crisis por el bajo nivel del cauce de los ríos Magdalena y Cauca, los cuales han descendido alarmantemente hasta el punto que o solo inciden en el abastecimiento de los acueductos municipales, sino también en la navegabilidad comercial, porque a esta hora ya hay muchos remolcadores varados en la zona sur de Bolívar y Magdalena Medio.
En cuanto al tema de la crisis que se desatará por la falta de abastecimiento suficiente en los acueductos, entre los cuales se encuentran Magangué y Mompox, el gobierno departamental y los respectivos alcaldes, han planteado la necesidad de racionalizar el servicio para que al máximo se economice el precioso líquido frente a la sequía que padecemos.
En nuestro medio citadino, en donde todo se deja para última hora y las medidas preventivas se ejecutan sobre la marcha cuando ya la emergencia ha tocado fondo, todo ha de esperarse, desde la suspensión del suministro de agua a los acueductos hasta la devastación de cultivos agrícolas en las zonas productivas de alimentos.
No nos explicamos porqué a sabiendas de esta situación, los alcaldes y el gobierno departamental no asuman la responsabilidad para enfrentar con obras concretas el problema del suministro de agua desde la toma del acueducto hasta las redes de distribución.
Todo es improvisación y por eso pagamos las consecuencias irremediablemente.