132 años ha trascurrido desde aquel día que ocurrieron los hechos que permiten que hoy primero de mayo a nivel mundial se celebre el día internacional de los trabajadores y la fecha es muy oportuna para volver a reflexionar si los trabajadores están siendo bien remunerados y cuentan con las garantías necesarias.
Para nadie es un secreto que en Colombia en general y en nuestro Magangué, los niveles de desempleo son muy altos y antes por el contrario cada día que pasa crecen de manera alarmante y preocupante el trabajo informal.
Y es que los niveles de empleo formal y la calidad del mismo hacen la diferencia entre la prosperidad y el atraso.
Los trabajadores colombianos hoy tienen un salario mínimo que está muy por debajo de las verdaderas necesidades que tienen y es por eso que su calidad de vida en lugar de mejorar cada día decrece.
Los datos existentes demuestran que entre más gente ocupada haya y mejores remuneraciones existan, un país tendrá más posibilidades de ofrecerles a sus ciudadanos un estándar de vida más alto, algo que sencillamente no sucede aquí en nuestra nación,
De acuerdo con las cifras oficiales del DANE del presente año, en Colombia hay más de tres millones cien mil desocupados en capacidad de laborar.
Hay una cifra de ese mismo organismo que debe llamar a la preocupación y es que durante los primeros tres meses del presente año hubo el retiro de más de ciento cincuenta mil personas del sistema laborar, la gran mayoría de ellas dedicadas a las labores de agricultura, pesca y ganadería.
Es necesario entonces que el gobierno diseñe e implemente nuevas políticas que permitan el ingreso a la formalidad laboral de esos millones de colombianos que hoy se encuentran por fuera de él.
Salir adelante exige varias cosas. El Gobierno necesita crear condiciones propicias para que la inversión productiva se haga presente, pues el sector privado es el responsable de más del 90 por ciento de las plazas disponibles.
No solo se trata de adoptar medidas para que las actividades en problemas recuperen el ritmo perdido, sino que la legislación sea más flexible y que los costos de formalización laboral caigan.
Pero la responsabilidad es de lado y lado. Los sindicatos también están obligados a pensar en el bienestar colectivo de los trabajadores y a aportar propuestas que permitan mejorar la calidad de vida de la clase trabajadora colombiana.