Evitemos las exageraciones, no se trata de hacer pánico. Pero, obvio, se deben tomar las precauciones normales y en eso las autoridades sanitarias tienen que actuar y nosotros, estar atentos a sus directrices. A lo largo de la historia, la humanidad ha sido azotada por enfermedades contagiosas terribles. Para citar, la peste bubónica que se llevó casi un tercio de la población europea, virus que procedía de La Mongolia, por el intercambio comercial con los venecianos. En las últimas décadas han aparecido virus como la gripe asiática, porcina, vacas locas, etc. Son retos para la ciencia y gracias a Dios, han aparecido científicos que descubren la manera de combatir esos virus y bacterias. Actualmente tenemos el coronavirus, virus que proviene de la China y que su mortalidad es, gracias a Dios, exigua, un 2% de las personas que la padecen han muerto. Muere mucha más gente por el dengue hemorrágico al que debemos estar atentos. Nos dice la ciencia médica que los virus y las bacterias se propagan especialmente, por la falta de aseo. El manejo de las aguas residuales es fundamental; el manejo de las basuras es vital; por favor, clasificar en la fuente. Evitemos contaminar el agua con las basuras; evitemos contaminar la tierra con los plásticos; evitemos contaminar el aire con el humo y los residuos tóxicos. Lavarse las manos es una de las tareas más importantes para evitar la trasmisión de bacterias. A nivel de la liturgia cristiana católica se deben tener en cuenta las siguientes precauciones: comulgar tomando la Sagrada Hostia en la mano; evitar el saludo de la paz con beso, es mejor hacerlo con venia frente al otro. Por el momento y mientras no se domine el coronavirus, es conveniente cambiar la forma de la adoración de la Santa Cruz el viernes santo. No es conveniente besar el crucifico, máxime cuando han precedido varios que lo hayan besado; es mejor celebrar un rito de adoración sin tener que acudir al beso. No olvidemos que Judas besó también a Cristo y su beso fue una traición. Por favor, los cristianos tenemos que colaborar con las directrices de las autoridades de sanidad. Cuidado, evitemos los fanatismos y las interpretaciones fundamentalistas. Por favor, no le echemos la culpa a Dios por nuestros descuidos e irresponsabilidades. San Agustín, el gran padre de la Iglesia latina nos decía: “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”. Dios nos ha dado una razón para que sepamos tomar decisiones. Es bueno utilizar algún antiséptico después de lavarnos las manos y sobre todo, comer sin lavarse antes las manos. Los médicos nos dicen y, en concreto frente al coronavirus, que el virus se extiende sobre todo al frotarse la cara, la nariz y los ojos con las manos sin lavarse. Por favor, si los que saben nos dicen esto, no seamos tercos y de cabeza dura. La terquedad es signo de poca inteligencia. Infortunadamente tenemos en nuestras comunidades gente que solo obedece a sus caprichos y a veces escudan esos caprichos en sus creencias. Allá ellos, que asuman sus consecuencias.