De las instituciones públicas consagradas en nuestro ordenamiento democrático que se encuentran más devaluadas ante la opinión pública por considerar que terminan siendo inoperantes, se encuentran los concejos municipales a lo largo y ancho de nuestra geografía nacional.
Y de ese concepto de la comunidad en general no se escapa nuestro concejo municipal que al entender de muchos, terminaron siendo convidados de piedra en la actividad de coadministradores locales.
Y es que de acuerdo con nuestro ordenamiento, las funciones de los concejos son entre otras las de ser un organismo de carácter normativo, resolutivo y fiscalizador, encargado de hacer efectiva la participación de la comunidad local y de ejercer las atribuciones que le señala la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades y otros cuerpos normativos vigentes.
Algo que quedo solo escrito en la norma, pues la conformación de las mayorías a favor o en contra de las administraciones de turno, termina convirtiendo a esta célula como un apéndice de la administración.
Es por eso que pocos entienden que si la labor de los concejales no cuenta con la opinión positiva por parte del elector primario que no se siente representado en ellos, porque todo el mundo quiere llegar al concejo?
Haciendo el ejercicio matemático y teniendo en cuenta que en Magangué hay 17 escaños en esa corporación, tendríamos entonces que más de doscientas personas inscritas por los diferentes partidos o movimientos políticos estaría hoy aspirando a lograr uno de esos escaños en el ente coadministrador.
Y no hay duda que dentro de los actuales concejales hay nombres que destacar por la labor realizada y otros que verdaderamente resultaron ser un fiasco, pues más fue lo que prometieron que lo que hicieron.
La buena noticia es que buenos ojos se ve hoy que para la próxima contienda electoral en lo que hace referencia al concejo, está vislumbrándose la aparición de muchos jóvenes en las diferentes corrientes políticas.
Es un buena noticia por dos aspectos, primero porque demuestra que hoy los jóvenes –como debió suceder hace muchos años- están interesados en hacer parte del trascurrir político local, y segundo porque esto representa sin lugar a dudas la renovación de nuestra clase dirigente existente, que ya debe dar el paso a la izquierda y permitir que los jóvenes sean quien lideren la construcción y por ende el desarrollo del municipio que todos queremos.