Investigaciones universitarias en la Región Caribe avanzan en estudios destinados a implementar nuevas opciones energéticas y la Costa Norte Colombiana es la región con mayor proyección.
El sol de mediodía en Magangué impacta sobre los paneles que han empezado a instalarse en la zona rural generando energía que después de un proceso de transformación se integra al flujo eléctrico de parcelas o casas en corregimientos donde la energía eléctrica convencional es deficiente. Bajo el mismo sol, se empiezan a forjar iniciativas que construyen los cimientos para una futura implementación de opciones energéticas renovables que puedan responder a los desafíos actuales en Magangué y sus regiones.
Encender un bombillo de 100 vatios, conectar una plancha o tener una nevera funcionando no hacen parte de la cotidianidad de aproximadamente 34 millones de personas en América Latina, que no tienen acceso a los servicios modernos de electricidad. El 80% de esta población vive en zonas rurales, según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). De acuerdo a esta misma institución, más de la mitad del territorio colombiano no cuenta con suministro de energía eléctrica, y la población que sí tiene acceso está al borde del apagón por la crisis que atraviesa el país con operadores ineficientes. Este es el contexto en que se desarrollan las iniciativas para la generación de opciones renovables que diversifiquen las fuentes energéticas en la región Caribe.
“No es lo mismo tener una casa que sostenerla” al referirnos al costo y acceso a la electricidad por parte de familias de escasos recursos. Se están desarrollando materiales más adecuados para nuestro clima en un proyecto de arquitectura tropical y edificaciones sostenibles. La idea es adaptar la tecnología de paneles solares.
Se viene entonces una tendencia mundial que en Colombia da sus primeros pasos: el comienzo en la utilización de energías renovables hace parte de la pequeña cifra de opciones verdes generadas en el país. Y que va en aumento con el aprovechamiento del sol como fuente de energía es un campo que sigue en proceso de desarrollo.
Avanzar en esta materia implicaría la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global. También se diversificaría el mix de generación actual, basado en las centrales hidroeléctricas, vulnerables a los fenómenos climáticos como El Niño/La Niña. Utilizar estas fuentes alternas generaría ahorros de moneda extranjera y contribuiría a la creación de empleo en la Región Caribe. Esta es nuestra oportunidad de cuidar nuestro ambiente y no apoyar la no extinción de la especie, al final aún no hemos descubierto otro que se pueda habitar.
Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo (BID).