
El 7 de agosto se cumplió el primer año de gobierno de Iván Duque. Un personaje que de un momento a otro terminó administrando los destinos de Colombia. Una figura joven, de aspecto dócil y sencillo, de fluidez verbal, pero también con facilidad para enlodar y pringar; dizque fue buen senador, no esconde cierto carisma; con dotes en el cabeceo y toque del balón de fútbol, hábil en el manejo de instrumentos musicales, gran bailarín, canta y no lo hace mal, en fin, tiene muchas virtudes, pero le falta mucho para ser un estadista.
Duque es producto de la EXPONTANEIDAD e improvisación y la irresponsabilidad. Más de 10 millones de colombianos lo respaldaron con su voto, no pocos de los cuales, hoy están arrepentidos. Objeto de burlas, dicharachero y caricaturas en las redes sociales y en los medios. Las encuestas siempre lo castigan, con resultados de baja popularidad, algunos se han atrevido a considerarlo de los peores presidentes de nuestra historia republicana, después de Andrés Pastrana. El 63% de los colombianos desaprueban la gestión de Duque, según datos de junio pasado. Recientemente, en la XXI Encuesta Empresarial, 650 empresarios que con contundencia respaldaron la segunda vuelta presidencial, rajaron al gobierno de Duque: el ministro con mejor calificación fue José Manuel Restrepo (3,4); el peor calificado fue Guillermo Botero (2.4), Iván Duque con calificación de 3,2. De otro lado, la expresión de los movimientos sociales no se ha hecho esperar durante este primer año, los movimientos estudiantiles, magisterial, indígenas y campesinos, etc.
Duque puede ser visto y analizado desde muchas perspectivas, la revista Semana, en su más reciente edición, a quien le dedica la portada, hace un balance de su primer año de gobierno, sus alcances y limitaciones. Sostiene que tres factores hicieron que triunfara Duque en relación a otros más experimentados: “por ser candidato de Uribe, por ser una figura refrescante y carismática, por su extraordinaria facilidad de palabra y por miedo a Petro”. Semana le atribuye virtudes ser “inteligente, centrado, responsable y trabajador. Agrega que, no es justo que se le tilde de títere, que no le ha dado gusto a Uribe en todo, como el hecho de que “a Uribe le hubiera gustado ver en el poder a un enemigo del proceso de paz, un partidario de la conmoción interior, de revocar las cortes, de reducir el Congreso, de acortar la jornada laboral y de aprobar una prima extra para los trabajadores”. Le ha dado contentillo a Uribe- señala la revista- en liderar la cruzada a Nicolás Maduro, prohibir el porte de la dosis mínima, en la aspersión aérea con glifosato y en las objeciones a la JEP.
La verdad es que a Duque no le ha ido muy bien en sus relaciones con el Congreso, el cual respira aireado si hay mermelada, institución cada vez más deslegitimada, a la que le importa un bledo las comunidades que teóricamente dicen representar. Un Congreso alimentado de rapiñas, difícilmente se logra depurar.
En la parte social, la inseguridad campea, ha habido aumento, líderes sociales asesinado y amenazados en todas las regiones del país, la delincuencia común, grupos en la clandestinidad haciendo de la suya, le llegó el momento de enderezar el rumbo. Creemos que vendrán tiempos difíciles. Sin embargo, hay que esperar el devenir de los acontecimientos, no será fácil despegarse de Uribe, su mentor y mucho menos reacomodar su equipo de gobierno, entre otras cosas.