No cabe duda que si hay algo que resaltar de los dos últimos años en el país es el hecho de que la violencia originada por la guerrilla de las Farc, si bien no se acabó producto de los acuerdos de paz, si bajo de manera ostensible.
Gústele o no a algunos, hay que reconocer que los acuerdos firmados en el teatro Colon, marco el punto de partida de la construcción de un nuevo país en donde los hechos centrales del día en los medios de comunicación no sean los hechos terroristas de ese grupo alzado en armas.
Que quedaron bien o mal hechos, es cierto desde el punto de vista que se mire, pero lo realmente valedero es que gracias a ellos se ha evitado la muerte de miles de colombianos campesinos, integrantes de las fuerzas militares y de policía y los mismos guerrilleros que por el hecho de su ideología no dejan de ser colombianos.
Que el gobierno entrego muchas prebendas a los integrantes de la subversión – hoy desmovilizados- es cierto, pero también lo es el hecho que un acuerdo es eso, un entendimiento en donde nadie se va a entregar o dejar de delinquir si no tiene garantías para su reinserción a la vida civil.
Luego de dos años de la firma del acuerdo del teatro Colón entre el Gobierno colombiano y las Farc, la construcción de la paz estable y duradera, principal promesa de aquel histórico entendimiento, avanza a paso lento y ha tenido que enfrentar no pocos obstáculos. Pero, indudablemente, también cosecha sus primeros frutos.
Dos años después las dos partes han fallado, la guerrilla porque no ha cumplido con la entrega de la verdad de los hechos ni ha entregado todos los bienes a los que se comprometió en los acuerdos para indemnizar a las víctimas.
Pero también ha fallado el Estado que no ocupo las zonas dejadas por alzados en armas y hoy son centro de operaciones de grupos armados que se alimentan del crimen organizado derivado del narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando, entre otras causas. Aquí, el Estado falló en su deber de copar rápidamente con fuerza pública los espacios que dejó la guerrilla, pero también con presencia efectiva de otras instituciones.
De todas maneras con incumplimiento de parte y parte hoy Colombia ya el problema del terrorismo de las Farc aunque no es historia en su totalidad, no es la noticia central como si lo es los muy graves hechos de corrupción de su clase dirigente.
Nota al marguen: La Corte Suprema de Justicia dio vía libre al nombramiento de un Fiscal ad hoc para el caso de Odebrecht, ahora el Presidente Duque tendrá que enviar terna para su escogencia, la que se espera recaiga en alguien de intachable talla jurídica penal y probidad a nivel nacional. Tarea difícil que tendrá que hacer antes del 6 de diciembre pues en esa fecha se realizará la última sala plena de la Corte.