
Con la convivencia de Jesús con los terrícolas, fundó la religión cristiana o el cristianismo, religión que proclama las enseñanzas que con lenguaje sencillo y comprensible nos dejó Jesús al paso por la tierra, basada en el amor, y por fuera de esos dogmas, no hay salvación; en tiempos en que abundaban a granel las doctrinas heréticas y el paganismo, y en tiempo en el que Roma, dominaba de extremo a extremo al planeta tierra, imponiendo sus condiciones, costumbres y cultura, y en donde se imponía la idolatría a emperadores y cosas del imperio; desde el inicio el cristianismo tuvo dificultades y por eso arrancó como religión con pocos adeptos; Jesús a sus 28 años, inicia su actividad apostólica y muere a los 33 años, ordenó antes de su ascensión a los apóstoles a difundir su religión por todo el universo, fueron perseguidos y asesinados cruelmente, por mucho tiempo el cristianismo no despegaba, como debía arrancar, hasta cuando llega de emperador de Roma Constantino I el Grande, que fue proclamado emperador a la muerte de su padre Constancio I. Cloro, al principio de su imperio era pagano, llamado así en la época del imperio, al politeísmo, después paso a llamarse paganos por los mismos cristianos a los no bautizados; es decir, Constantino I, no lo apasionaba las guías de salvación preceptuadas por el Mesías, sin embargo, a su lado y siempre lo estuvo su madre Elena, que influyó tanto en el espíritu de éste emperador que terminó abandonando el paganismo y al final siendo adepto furibundo del cristianismo, Elena, después de su muerte, fue canonizada y hoy es conocida en la comunidad cristiana como Santa Elena, Santa milagrosa de mucho reconocimiento, tanto fue la influencia que tuvo en su hijo emperador, que hizo que en la casa donde vivió la virgen María sus últimos días, en Éfeso (ciudad de Turquía donde se fue a vivir la virgen María después de la muerte de Jesús), construyera un templo, y así lo hizo, que hoy es lugar de peregrinación y veneración de cristianos.
Pero, Constantino para contribuir al despegue del cristianismo como religión en sus extensos territorios por ellos dominados, tenía que superar un obstáculo difícil, la de imponer su hegemonía en el imperio frente a la de Majencio, quien le disputaba el poder e inspirado con metas políticas e ideas religiosas distintas a la de Santa Elena y la del emperador, se propuso a derrotarlo y fue así como Majencio Marcus Aurelio, fue vencido por Constantino I en el puente Milvio donde murió, de una se le despejó el camino a Constantino para impulsar al cristianismo, como religión prioritaria para romanos y no romanos, al poco tiempo de vencer a Majencio, expidió el edicto de Milán, mediante el cual estableció la libertad de religión, un paso importante para que después Teodosio declarara al cristianismo como religión oficial de los romanos, significó la derrota de Majencio, el triunfo y el despegue del cristianismo como religión en el universo, pasado un tiempo de la expedición del edicto de Milán y para incrementar los seguidores de la religión fundada por Jesús, convocó Constantino I el concilio ecuménico en Nicea, concilio donde se consideró a la iglesia como uno de los pilares principales del Estado, desde entonces la iglesia estuvo y ha estado autorizada para intervenir en los asuntos de estado, en el cual Colombia ha sido siempre partidaria de esta participación de la iglesia Católica en las políticas del gobierno; siempre los obispos y cardenales cristianos están en la primera plana en lo relacionado con los procesos de paz, de guerrillas, grupos armados y de otros graves problemas que ha enfrentado la nación.
Fue una contribución importante la de Constantino I para que el cristianismo hoy en día constituya la religión de mayor adeptos, más de mil trecientos millones en el planeta y que haya desarrollado con potencialidad sus dogmas a extremo a extremo del orbe.
Desde luego, a Constantino se vincularon otros prohombres para estos fines, Pablo de Tarso con sus bellas epístolas (cartas con enseñanzas de la religión cristiana, que eran leídas en templos), y que no decir del aporte dado para ese despegue por Tertuliano padre de la iglesia de occidente y primer escritor cristiano en legua latina, primeramente fue pagano y después convertido, ejerció todo un magisterio doctrinal de esta religión por todo el África que se extendió hasta el Asia, e influyó en la formación de la lengua teológica latina. Y no menos importante el aporte dado por San Agustín a la consolidación del cristianismo como la primera religión del mundo, quién también al principio fue pagano y después convertido por influencia de San Ambrosio, su profesor en un convento, igual a San Pablo, enseñó las ideas cristianas a través de cartas y en obras como la Ciudad del Sol y Confesiones, su madre Mónica, fue decisiva a más de San Ambrosio para la conversión de San Agustín, después canonizada, hoy se conoce como Santa Mónica, sin temor a equivocarme, es el único hogar en el mundo con dos santos.
Y existen otros que de una u otra manera en las diferentes partes del mundo han hecho aportes importantes para catapultar hacia el éxito el cristianismo, pero lo que hay que resaltar de Constantino en relación a la iglesia católica es que su emprendimiento en pro del desarrollo de las ideas cristianas tuvo ocasión en tiempos en que predominaban la herejía y el politeísmo, y la idolatría a emperadores y todos los asuntos que tenían que ver con el imperio, en tiempos en que no es como hoy, en que las enseñanzas de Jesús son únicas y asimiladas con mucho fervor.
Nota: en vida de Jesús hubo dos emperadores romanos, en su niñez y juventud Augusto y en tiempos de su muerte, Tiberio Julio Cesar, que tenía nexos familiares con Pilatos y por eso lo nombró de procurador de Roma en Jerusalén. Como las comunicaciones para la época eran difíciles, era mediante misivas que se mandaban en rústicas embarcaciones fluviales, demoraban 1 y 2 años para llegar de Jerusalén a Roma, fue por lo que Tiberio se enteró de la muerte de Jesús pasado dos años, al informase destituyó a Pilatos mediante una carta que al final le decía “te destituyo por haber contribuido al asesinato de un inocente”, Pilatos le respondió mediante una famosa carta que hoy en día la conserva el Vaticano en donde describe el físico de Jesús y lo reconoce como dios, su mirada, dice la carta, no era la de un hombre común y sus palabras.