La mejor manera de describir la reciente reunión de los expresidentes colombianos Álvaro Uribe, Andrés Pastrana y César Gaviria es la frase pronunciada por Pastrana: “se está pasando de la confrontación a la reconciliación”; algo urgente para Colombia.
Sin duda, es una respuesta a la propuesta del presidente Iván Duque de hacer un Pacto Por Colombia. Duque planteó durante su campaña y lo reafirmó en su discurso de posesión, su deseo de hacer un gobierno de reconciliación frente a la enervante y dolorosa polarización que vivió el país durante los ocho años de gobierno de Juan Manuel Santos.
Con esta oportuna reunión, Uribe, Pastrana y Gaviria reconocen la importancia de buscar consensos que sobrepasen las posiciones de derecha o izquierda que cada uno representa, con el propósito de sacar al país adelante y superar las amenazas que rondan su presente y su futuro inmediato.
Colombia enfrenta hoy una corrupción a todo nivel que trasciende todos los partidos y clases sociales, que contamina todas las profesiones, inclusive a magistrados, jueces y militares; ni que decir de los políticos. Pocos escapan sus tentáculos. Hoy la enraizada corrupción amenaza la estabilidad de la nación.
Igual sucede con el descomunal aumento de los sembrados de coca, que coloca a Colombia al borde de convertirse en una “narco nación”, y con el abrumador endeudamiento externo que dejó el gobierno anterior, que le quita el aire a su desarrollo.
Pero lo más grave y lo he dicho muchas veces, es la desconfianza del pueblo en sus gobernantes y la profunda brecha creada entre los colombianos por los arbitrarios acuerdos de la Habana.
Para recuperar la confianza y darle un envión al Pacto por Colombia, el expresidente Uribe afirmó: «Vamos a mirar cómo dar un impulso a la agenda legislativa, haciendo especial énfasis a los proyectos anticorrupción».
En esta reunión, su primera en veinte años, estos tres líderes olvidaron sus pasadas diferencia y sentaron las bases para un trabajo conjunto que puede ser muy fructífero.
Sin embargo, es desconcertante el escozor que tal reunión ha causado. Periodistas y medios han derrochado tinta y espacio recordando a los lectores el antagonismo que estos tres hombres tuvieron anteriormente. ¡Qué tan obtusos pueden ser! Se trata precisamente de encontrar consenso por Colombia. De arar nuevas tierras. Acaso, nos tenemos que quedar cultivando rencillas y rencores.
Claro, Uribe, Gaviria y Pastrana han tenido diferencias y muchas. Vivimos en una democracia en donde no tenemos que ser pasivas ovejas, sino activos participantes, muchas veces antagónicos. Pero, hoy se requiere desmontar el odio que esos mismos medios se han dedicado a alimentar.
Es indispensable levar nuevas banderas, más eficientes y realistas para el momento que vivimos, para enfrentar los peligros que enfrentamos hoy; para dar un brinco hacia adelante y derrotar la extrema pobreza, la inequidad, la droga, la violencia, la corrupción. Como lo han hecho otros países: Corea del Sur, Vietnam, Singapur. Si ellos pudieron, nosotros podemos.
¡Qué se unan todos los que quieran al cambio! Petro, Vargas Lleras, los senadores de la U a unirse; sin dejar de ser oposición. Se requiere consenso, voluntad y lideres capaces de liderar el salto. No nos podemos quedar en el pasado, dando respuestas trasnochadas a los problemas.