Termina el mes de marzo y ya comienza a concluir lenta pero inexorablemente el periodo constitucional para el que fueron escogidos, los más mil alcaldes de igual número de municipios del territorio colombiano.
A estas alturas –y de eso no hay duda- muchos de ellos han logrado cumplir con sus metas, otros a medias y muchos de ellos han sido un verdadero fiasco para los entes territoriales que los escogieron.
En algunos casos el elector primario está ansioso porque muy pronto termine los periodos de sus mandatarios y en otros – muy pocos por cierto- lamentan que no se hayan ampliado los periodos de los actuales mandatarios o se hubiese aprobado la reelección de los mismos como en determinado momento se planteó en círculos políticos.
En el caso de nuestro municipio no se puede desconocer que si bien es cierto no se pudieron cumplir todas las metas propuestas, si fue muy importante el paso que se dio al desarrollo del este ente territorial.
Pero que los mandatarios locales estén en el ocaso de sus periodos puede ser algo muy beneficioso para sus administraciones, teniendo en cuenta que dese ya los ojos de los electores no están puesto en ellos sino en los eventuales candidatos que estarán en la contienda electoral del mes de octubre.
Si es cierto, ya el cumulo de gente detrás del administrador de turno pidiéndole que le dé solución a sus problemas personales, convencidos en muchos casos que es su obligación, comienza a ceder.
Desde ahora y lamentablemente por no tener una verdadera educación política y por la mala costumbre enquistada en la clase política colombiana, el futuro votante comienza a padecer de problemas médicos, se le cae las tejas de la casa, no encuentra los recursos necesarios para cancelar los servicios públicos o debe pagar la matrícula de sus hijos y su tabla de salvación serán los futuros candidatos a cargos de elección popular.
Lamentablemente hay que reconocerlo que es así y que falta mucho para poder cambiar la mentalidad de la gente.
No podemos seguir quejando de los gobiernos de turno por no cumplir con las promesas de campaña, si literalmente somos los responsables de su desgobierno por haberle vendido el sufragio.
Claro que puede ser el momento que iniciemos ese cambio que se tiene que dar en materia de hacer política, no solo en nuestra comarca sino a nivel nacional y así iniciar la construcción de una nueva sociedad políticamente responsable.