La protesta del día anterior de usuarios de la ESE municipal, ratifica una verdad que todo el mundo sabe pero que muchos tratan de ignorar o pasar por alto; nuestra salud se encuentra en cuidados intensivos y con pronóstico reservado que termina siendo lo más grave de la situación para el sistema.
Aunque muchos creen que no hay que alarmarse, la verdad si tiene que haber una alarma porque se está jugando con un derecho fundamental para los colombianos consagrado en nuestra Constitución política, como lo es el derecho a la salud y por ende el derecho a la vida de la población.
No nos llamemos a engaños, en materia de salud y atención médica estamos en pañales y lejos de poder decir que tenemos un buen sistema de atención en salud.
Un modelo integral de salud debe tener como soporte médicos generales excelentemente formados y con las competencias definidas sobre las necesidades de la población que atiende. Sin embargo, esta premisa se aleja de manera preocupante de la ruta que desde hace 25 años tomó el sistema de salud en Colombia, en razón a que, equivocadamente, fue amasando un modelo de atención basado en especialistas y sub especialistas, lo que resulta ineficiente y costoso.
La protesta cada día se intensifica y con justa razón por parte de los usuarios y no es solo un problema que afecte a los habitantes de nuestro municipio, sino también del departamento y la nación.
No se trata que los profesionales que egresan de las universidades que los forman en el país carezcan de calidad –condición que siempre ha sido reconocida–, sino que existe un divorcio entre lo que aprenden y lo que pueden llevar a la práctica, en un ambiente enmarañado de normas y restricciones insulsas que dejan como balance la subvaloración de miles de médicos, mientras campea la idea de que hay escasez de ellos.
No es un secreto que a muchos médicos del sistema de salud, las empresas para las que laboran les prohíben recetar o formular medicamentos de alto costo y solo se limitan –por orden de sus empleadores- a recetar medicinas paliativas para las enfermedades y no realmente para curarlos.
Esa es una gran verdad que no podemos ocultar.
La protesta de los usuarios de la salud es válida y como tal el gobierno está llamado a atender sus quejas, que como está demostrado son válidas y requieren de la atención inmediata por parte de las autoridades del sector, pero más que eso del gobierno nacional quien tiene como compromiso de Estado velar por la salud de sus gobernados.
El verdadero problema está en que la salud en nuestro país se politizo y mientras no despolitice, no habrá solución.