En ocasiones me veo asombrado, atónito, desconcertado, de la actitud de muchas personas que ante las situaciones adversar crean utopías y se ponen máscaras para esconder la realidad y ver fantasías en medio de realidades, desafiando el destino, poniendo en riesgo el futuro de personas e instituciones; pero se sienten felices porque esa falsa realidad que ellos mismos se dibujan los obnubila y los atrapa.
Observo que, a pesar de ser conscientes de la situación, la tozudez de muchos los enceguece y les impide ver la realidad y como en una de las últimas escenas de la película “La vida es bella” del director Roberto Benigni, cuando ya está a punto de terminar el martirio para Guido, Dora y Giosuè, el primero, es decir el padre de Giosuè es detenido y llevado al paredón de fusilamiento, no obstante como Guido había sumido a su pequeño hijo en una fantasía para alejarlo de la realidad del martirio de aquel horroroso lugar en el que se encontraban, lo esconde poco antes de ser llevado al cadalso y cuando es conducido hacia el patíbulo el pequeño lo observa desde lejos y éste con una sonrisa dibujada en su rostro marcha detrás de los soldados imitando su paso marcial para que el niño crea que es un juego y no la realidad que lo conduce a la debacle.
Sin ser tan literales, pero sí cercanos, en ocasiones nos dejamos sumergir en mares de irrealidad y ensueño e ignoramos aquellas cosas que afectan radicalmente la realidad y la desdibujan totalmente, marchando hacia el paredón creyendo ir al paraíso.
Quiero referirme al caso de la elección de rector en la Universidad Surcolombiana, un tema del cual he redactado varios escritos tratando de propiciar una reflexión que conduzca a los miembros de los diferentes estamentos a tomar la mejor decisión, no en favor de una o dos personas sino en favor de toda la institución, porque aquí no está en juego el contrato de un funcionario, o los intereses de un contratista, o las ambiciones de ascenso de un profesor que aspira a una jefatura de programa, una decanatura o una vicerrectoría; aquí se juega es el futuro de toda una institución, la más importante casa de estudios del sur de nuestra patria, puerta de oro del progreso de miles de jóvenes que ingresan a ésta con el sueño de salir adelante, de ser profesionales de calidad, de ampliar sus estudios en especializaciones, maestrías y doctorados, que los proyecten y les permitan migrar social y económicamente, mejorando su calidad de vida y la de sus familias.
Pero no, muchos parecen ciegos, sordos y mudos; se dejan llevar por promesas falsas que oscurecen el panorama de la universidad, y a pesar de saber que la profesora Nidia Guzmán tiene todas las dificultades imaginadas, por la supuesta inhabilidad que presenta por conflicto de intereses al haber sido nombrada en la terna bajo la figura de “Yo te elijo, tú me elijes”, o la famosa “Puerta giratoria” que denunciara el desatacado jurista huilense Károl Mauricio Martínez hace algunos días, muchos se empecinan en llevarla a la rectoría a sabiendas que puede ser destituida por el Consejo de Estado en menos de dos meses de ser posesionada, si es elegida, por este supuesto vicio cuando fue ternada.
Además, parece que se sienten pasos de animal gigante con el caso de un contrato interadministrativo suscrito en el año 2015, más exactamente el 042, celebrado entre El Fondo de Desarrollo Local de Engativá y la Universidad Surcolombiana, a través de la Facultad de Educación, siendo Decana la profesora Nidia Guzmán. Ojo con esto porque es un tema muy delicado, al cual se debe prestar mucha atención, porque es gravísimo, tal vez más complicado que el mismo conflicto de intereses.