Varios meses, y hasta con agentes encubiertos, estuvieron siguiéndole la pista las autoridades.
Cerca de cuatro meses pasó un grupo especial la Dijín, adscrito a Interpol, la Fiscalía y agentes de la agencia ICE de Estados Unidos siguiéndole los pasos a Carlos Mahecha, quien fue capturado esta semana y está pedido en extradición por Estados Unidos por estafa.
“Nos unimos para crear una burbuja y así trabajar en tiempo real y coordinado en este proceso que involucraba a un hombre de alto perfil, reputado anestesiólogo, lo que en su momento se llegó a llamar un criminal ‘de cuello blanco’”, dijo uno de los investigadores de Interpol Colombia que estuvo frente al proceso.
De hecho, aseguró que la Embajada de Estados Unidos había pedido que se priorizara este caso, ya que Mahecha estafó, además de a cientos de colombianos, mexicanos, brasileros y otros, a una veintena de personas en el país norteamericano, muchos de ellos, reconocidos empresarios.
Mahecha, que en el mercado inmobiliario de EE. UU. llegó a lograr reconocimiento, y hasta tenía una visa de inversionista, dijo la fuente, sobre la base de reportar 30 millones de dólares para su actividad, se movía en Colombia, las pocas veces que salía de su casa, en tres camionetas blindadas y con 10 escoltas.
Para hacerle el seguimiento fue además difícil usar medios tecnológicos para el seguimiento pues vivía en un exclusivo sector de Bogotá, en apartamentos ubicados en una zona entre varias embajadas de países extranjeros, contó el oficial.
Además, en la investigación no se logró ubicar un número de celular o teléfono suyo. “Infiltramos a una de nuestras funcionarias para negociar uno de los apartamentos que creíamos estaba vendiendo Mahecha. Para invertir los 6.000 millones de pesos que costaba el apartamento, nuestra agente exigió contactar al dueño”, señaló el oficial de Interpol.
La persona encargada de la venta del inmueble confirmó que el dueño era Mahecha Díaz y a través de la vendedora se “estableció una video llamada, pero por más que le insistió nuestra agente, Mahecha no compartió un número de contacto”, añadió el investigador.
“Nos tocó infiltrarnos por varias semanas en las calles del sector, entre vendedores informales y personal de aseo, para establecer si residía en el bloque de apartamentos que teníamos ubicado”, señaló el agente de Interpol, que agregó que Mahecha recibía a muy pocas personas en su apartamento pero que el día de su captura, por una casualidad, fue él mismo quien les abrió a las autoridades. “Cuando llegamos, estaba esperando a un inversionista y bajó a recibirlo pensando que era él”, dijo el uniformado.
Tras su captura, las autoridades trabajan ahora en ubicar cada propiedad a su nombre, de sus familiares o de terceros, para que entren a extinción de dominio y así reparar a las víctimas. En esas indagaciones se ha encontrado que Mahecha tendría propiedades de más de $ 6 mil millones cada una; y que estaba tratando de vender varias de estas para, al parecer, tener efectivo para invertir en un nuevo negocio relacionado con la compra de insumos médicos y logística para aplicar las vacunas contra el covid-19.