Los argumentos que se vienen dando para deslegitimar la Consulta Popular Anticorrupción me parecen meros pretextos para mantener dividido el país; en el partido de gobierno pareciera que no se han dado cuenta que ya no están en la oposición y que el que manda ya no es Santos sino Duque, a quién por coherencia o por sentido común le resulta imposible no apoyarla desde la institucionalidad que él representa como presidente, sobre todo él, que política y moralmente es el jefe de su colectividad.
Resulta irritante que luego de haberla respaldado desde el Congreso y usufructuarla como bandera en época prelectoral, el Centro Democrático ahora salga a decir que la consulta no es conveniente por costosa; porque los temas que se someterán a escrutinio ya están previstos o reglamentados o porque, siendo una idea que jamás se les habría ocurrido a ellos, implica necesariamente que a quien fuera que se le ocurriera y la promoviera solo estaría buscando protagonismo político.
Descalificar la consulta por costosa es una falacia y es populismo puro, al mejor estilo del uribismo, cuando es claro que se trata de una iniciativa que surtió su trámite ciudadano y legislativo y por ello se convirtió en un imperativo democrático que no puede reparar en el precio.
Si fuera por la obviedad de lo que ya está escrito, el país sería un paraíso; no sufriríamos tantos males que, a pesar de estar plasmados en los códigos y tener penas drásticas, se repiten a diario en titulares que no se cansan de decir que en Colombia matan sin haber pena de muerte, se saquean los presupuestos de la salud; se roban los recursos de la alimentación de los escolares y a los niños y niñas los ferian “las madames” como objetos sexuales, para recreo de propios y extranjeros, sin la más mínima vergüenza de quienes los compran y los venden. Todo eso está prohibido, pero todo eso pasa.
Descartado lo anterior, no queda más que pensar que a la consulta se le atraviesan los que ni rajan ni prestan el hacha, los que a todo dicen que no, por si las moscas; aquellos a los que les interesa que todo cambie para que todo siga igual.
Votaré Sí en la consulta; no porque con sus 7 preguntas vayamos a resolver algo, sino como un ejercicio de conciencia, porque la corrupción es de esos problemas tan arraigados y su combate es tan obvio, y al mismo tiempo tan estéril, que se nos volvió paisaje y es necesario que todos los colombianos nos miremos al espejo y con franqueza nos digamos que no toleramos a los corruptos.