POR: AMAURY RAMÍREZ DEL VALLE

Los pueblos a través de la historia, desde tiempos primitivos, hasta la actual era de nuestros días, han escrito de manera consciente e inconscientemente su pasado. Cada instante que pasa es un acontecimiento más que se suma al pretérito de la existencia misma del hombre, marcando huellas indelebles en la construcción del presente y el inmediato futuro.

Hoy, por iniciativa espontánea, entrego a los amables lectores una breve historiografía de hechos culturales suscitados en Magangué, justo en la víspera de las fiestas patronales de Nuestra Señora de La Candelaria, en momentos de cumplirse en este 2019 los 30 años de la triada emblemática de la ciudad. Esta memoria se consigna en un ensayo histórico que vengo preparando sobre los «EMBLEMAS DE MAGANGUÉ», como aporte cívico y cultural, a fin de refrescar la memoria de muchos coterráneos que posiblemente desconozcan aspectos de ese eslabón de la historia contemporánea local.

Apartando toda clase de ínfulas y egocentrismos, recuerda la historia, que le correspondió a quien escribe éstas líneas, en condición de Presidente de la Casa de la Cultura de Magangué (1.987-2002), entrar a concertar con la comunidad local, tres temas inherentes a los signos representativos de su identidad cívica, como el Himno y la Bandera, y casi que simultáneamente la creación del Centro de Historia Villa de Magangué.
El más noble emblema que puede ostentar un pueblo como señal heráldica de lo que ha significado en el pasado, lo representa su Himno.
La ciudad de Magangué, en ese sentido mantuvo un letargo en la definición de su Himno, por muchos lustros, desde 1.966, cuando provisionalmente se cantó una composición del maestro Miguel Angel Quiñonez Puello que, a la sazón fungió como himno en los colegios de la localidad.
Fue hasta 1.988, cuando la Casa de la Cultura se abanderó de la iniciativa de definir este estandarte cívico a través de un concurso ciudadano que demoró su curso durante seis meses en ese mismo año hasta el estreno del Himno el 2 de febrero de 1.989, en medio de la ceremoniosidad especial en el parque de Las Américas y la Catedral Nuestra Señora La Candelaria. Finalmente pasó para su oficialización en el Concejo de Magangué (Acuerdo 031 de Diciembre 6 de 1.988).
Por más de cuarenta años, Magangué ostentó como bandera (1.955-1.988) , una silueta conformada por dos bandas horizontales, blanca y verde, similares al símbolo de la Policía Nacional. Viendo esta necesidad, la Casa de la Cultura, acolitada también por eximios ciudadanos de la talla de Félix Viloria Romero, AntoniO botero Palacio, Ramón Viñas Rojas, Luís Luque Escorcia, Rigoberto Castro Hurtado, Roberto Suárez, Olimpo Sampayo del Valle, Carmen Vides, Juan Escaño, Manuel María Prasca, Gustavo Comas Támara y pro hombres no menos importantes, se dio a la tarea de definir la bandera de Magangué mediante un concurso de Méritos abierto a la comunidad, que duró más de tres meses hasta lograr su oficialización mediante Acuerdo número 015 de agosto 24 de 1.990, pero fue en el año 1.989 cuando dicho estandarte quedó definido.
Y finalmente, la Casa de la Cultura, una vez más presidida por quien escribe y con la invaluable asesoría del selecto equipo de académicos, ya señalados, observando la necesidad de generar espacios de investigación académica e histórica, decide fundar el Centro de Historia Villa de Magangué, un 20 de julio de 1.989, en la sede de la Biblioteca Pública Municipal Rotaria, siendo elegido como su primer presidente el licenciado Gustavo Domínguez Acosta, el cual al pasar de los años cayó en un receso forzoso, para reactivarse de nuevo en el año de 2017 por iniciativa del exalcalde Bernardo Ramírez del Valle.