Pareciera ser que los casi doce millones de votos sufragados por los colombianos en la consulta anticorrupción el pasado mes de agosto, aunque no se logró el umbral, si sirvieron para que los partidos y movimientos políticos abrieran los ojos y se dieran cuenta que los colombianos no están muy contentos, ni aprueban la forma como se están robando al país.
Y es que la perdida de nueve BILLONES de pesos al año, en actos de corrupción toda liderada por la clase política, llenó la copa de los colombianos que sin dádivas se volcaron a las urnas para hacer manifiesto su rechazo.
Ya se alistan las primeras medidas, luego de las reuniones que adelantó el gobierno con la dirigencia política y las mismas van encaminadas a presentar en próximos días un paquete general que va directamente a asfixiar a los carteles de la corrupción.
La primera, anunciada ya por parte de la ministra del interior, será el congelamiento de los salarios de los actuales congresistas a partir de enero de 2019. Y los que ingresen en las próximas elecciones no podrán recibir más de 25 salarios mínimos legales vigentes.
Eso está muy bien, porque no era racional la brecha tan grande salarial existentes entre los congresistas equiparado con el trabajo realizado, que en muchos casos deja mucho que desear, claro que no en todos.
Pero sin lugar la medida más contundente en la que ya hay un acuerdo entre la dirigencia de los partidos y movimientos políticos y el gobierno del presidente Duque, es la cárcel a los funcionarios públicos inmersos en este delito.
Y así debe de ser, porque muchos de los políticos o funcionarios dedicados a esta maquiavélica práctica del robo de los recursos públicos, no sentían temor a cometer sus fechorías porque sabían que en el peor de los casos, terminaría en su casa pagando una pírrica condena por un hecho tan repudiable.
Este solo hecho, muy seguramente hará temblar a esos políticos y funcionarios públicos acostumbrado a esta práctica dolosa, pues una cosa es la cárcel y otra muy diferente el infierno de una fría celda y cuatro barrotes.
Es apenas el inicio de una serie de medidas que se quieren implantar para erradicar nuestro sistema el flagelo de la corrupción. Lo importante es que hay el consenso de la clase política y el gobierno, por eso decimos que pintan bien las medidas.