Parque Las Américas
Es fácil concretar en varias líneas los numerosos casos de corrupción que han detenido el progreso de Magangué. Basta con mirar la lista de obras inconclusas y mal ejecutadas como resultado de la desidia e ineficiencia de los gobernantes, para concluir que este municipio ha sido pesimamente administrado.
Uno de los ejemplos de ese legado de corrupción, es el estado de abandono en el que se encuentra el parque de Las Américas, cuestionado por la ciudadanía y objeto de continuos hurtos, pese a los esfuerzos de la Alcaldía de Magangué.
En el otrora “pulmón de la ciudad”, los juegos infantiles que en alguna oportunidad fueron los gestores de risas, se los han ido robando, las sillas están deterioradas y como consecuencia de las luminarias en mal estado, los transeúntes se niegan a caminar por el lugar en horas de la noche.
“El parque de Las Américas, si se le puede decir así, es una vergüenza para el departamento, pues de parque lo único que le ha quedado es el nombre”, manifestó Jairo Rodríguez Palencia, morador del barrio El Centro.
Hurtos y más hurtos
Al robo de los juegos infantiles se suma el hurto de un tanque elevado y de las lámparas que fueron instaladas en la criticada obra ejecutada por la anterior administración.
Ante esta situación, los altos mandos de la Policía acantonada en Magangué aseguraron que, aumentarán las labores de vigilancia en el sector y pidieron a la comunidad denunciar cualquier hecho o persona extraña que merodee en el parque.
Las casetas funcionando
Las obras de recuperación de ese espacio se ejecutaron con recursos superiores a los 1.750 millones de pesos, pero para algunos líderes comunales, esa cifra no fue invertida en su totalidad.
Las casetas no cumplieron su cometido, por lo tanto el alcalde de Magangué, Pedro Alí Alí, decidió reactivarlas con la entrada del comercio, y en este momento le dan vida a ese espacio.
Una banda al acecho
Aunque el parque se ha convertido también en una guarida para delincuentes, lo que más le preocupa a los ciudadanos que se sientan en las deterioradas bancas, es una banda denominada los “Ñequeros”, cuyos miembros se han dedicado a destruir lo poco que queda y a acechar a las mujeres que transitan por ese lugar.
“Necesitamos que los oficiales hagan las inspecciones de rutina y queremos ver que apliquen el nuevo código”, indicó Omar Cuestas, habitante del barrio La Candelaria.
Por lo pronto, la ciudadanía está solicitando el apoyo de las autoridades para salvar uno de los lugares más emblemáticos de Magangué, que para ciertos ciudadanos fue objeto del denominado “robo del siglo”.