Pese a su ubicación geográfica, a su importancia como puerto en el Magdalena, a la gran cantidad de cuerpos cenagosos que la rodean y a las promesas de los gobernantes, quienes aseguran constantemente que invertirán en la ciudad, Magangué sigue sin consolidarse como un espacio propicio para el turismo.
En este municipio se han construido obras de gran magnitud, sin embargo son más los «elefantes blancos» que se erigen como un monumento a la desidia administrativa, empañando
La situación es dramática. En estos momentos cualquier ciudadano le puede preguntar a una persona en el interior del país acerca de cuál destino visitar en esta zona, y sin dudarlo dirá: Mompox.
Incluso sus mismos habitantes opinan que Magangué no tiene nada que ofrecer. Atractivos turísticos, el Muelle Fluvial, la calle de El Salto, la Catedral y su Virgen de La Candelaria y pare de contar. Son pocos, y la gran mayoría de turistas sólo visitan este puerto el 2 de febrero.
«Nuestro municipio tiene el mayor emblema turístico de Colombia, el río Magdalena, y sin embargo le estamos dando la espalda», dijo José Guerra, habitante del barrio El Centro.
Y el puente
Hay serias dudas acerca del impacto real del puente Yatí – La Bodega. Para algunos Magangué será sólo una ciudad de paso, tal cual como Corozal en Sucre. Y con esta megaobra se beneficiarán poblaciones, como la llamada «Ciudad Valerosa».
«Estamos en época electoral, próximos a elegir un nuevo Alcalde. El gobernante debe invertir en el turismo, sin robarse la plata, para que se vean las obras», indicó Olga Mejía, moradora del barrio Camilo Torres.
Para la muestra un «botón»
Si Cartagena tiene el túnel de Crespo, Magangué tiene el túnel de Yatí. Si señores, este municipio cuenta con un hermoso corredor vial, arropado por decenas de árboles y con una sombra muy refrescante.
El problema es que el mal estado de la vía en algunos tramos, la falta de alumbrado público y la inseguridad opacan este lugar, que bien aprovechado sería un gran atractivo turístico.
Y como este, hay varios ejemplos en esta ciudad, que van desde un parque supuestamente reconstruido en 2015, mejor conocido como el «Desierto del Sáhara o de Sara», hasta edificaciones que derrumban y las vuelven a construir con los mismos materiales para hurtar de frente los recursos.
Todo parece indicar que a Magangué le faltan dolientes, ¿Usted está en este grupo?