El barrio GETSEMANÍ es uno los más tradicionales de Cartagena de Indias de allí salió Pedro Romero sonando su tambor en 1811 proclamando la independencia de la corona española; en este barrio poblado por gentes de bajos recursos pero honrados trabajadores, nació el 17 de Febrero de 1911 un niño al que su padre llevó a la parroquia del lugar para que el sacerdote bautizara con el nombre de LUIS RAFAEL CARABALLO PEREZ.
Doña Nicolasa Pérez, su madre, falleció poco después del parto de Luis Rafael; por lo tanto fue criado por sus dos hermanas mayores y su padre Luis Rafael que era carpintero. Estudió con muchas dificultades trabajando en múltiples quehaceres para poder sostenerse y colaborar con el sostenimiento del hogar. Estudió el bachillerato en la Universidad de Cartagena y en esta misma comenzó sus estudios de medicina donde pasa no como un alumno común y corriente, sino que se interesa por el Laboratorio clínico y es así como llega a ser laboratorista del hospital Santa Clara.
Al recibir su diploma que le acredita como médico general en 1939, se va a la población de San MARCOS a hacer la medicatura rural, al cumplir con este requisito, resuelve quedarse en esta misma plaza ejerciendo como médico general, soltero como estaba, “Cupido” le flecha el corazón al conocer a la distinguida dama María del Socorro Gracia Arroyo con quien contrajo matrimonio, y de esa unión nacieron siete hijos a quienes siguiendo las enseñanzas de sus padres, que les inculca el amor por el estudio y estos le corresponden convirtiéndose en siete profesionales así: tres médicos, un abogado, dos biólogos y una sicóloga.
El virus de la política debió picarle y por ello a nombre de su partido Liberal es nombrado Alcalde. Eran tiempos de la violencia partidista en que los liberales no se saludaban con los conservadores, a estos les estaba prohibido leer el TIEMPO y a aquellos el SIGLO. La amenaza no se hace esperar y ello le obliga a abandonar a SAN MARCOS y resuelve establecerse en Magangué que le recibe con los brazos abiertos.
Al ser ambos miembros del Club de Leones, además del compañerismo, surge entre nosotros el vínculo de la amistad como colegas circunstancia que nos lleva a la mutua colaboración; vale destacar que el favorecido fui yo dado que apenas me iniciaba por lo tanto no tenía pacientes; en cambio él convertido en ortopedista, por lo menos una vez al mes operaba un caso en pacientes venidos de pueblos vecinos con úlceras tórpidas bien fuese por picaduras de serpientes o traumas comunes, que tratados por “teguas” pasaban de sencillos a complicados de manera que Luis Rafael se veía en la necesidad como único procedimiento, amputar el miembro afectado.
Debo decirlo: la primera vez que me llamó para que le sirviera de ayudante de una de estas cirugías, lo hice con algo de reserva pues de estudiante de medicina en la Universidad de Cartagena, siempre evité rotar por el servicio de Ortopedia; pero ante el llamado del amigo y colega accedí a servirle de ayudante en la primera amputación a la que me invitaba, que no sería la última, pues desde entonces me satisfacía ayudarle, o servirle de ayudante, porque desde la primera vez, al terminar el procedimiento, ya vestidos en traje de calle sacaba de uno de sus bolsillos su billetera y me entregaba una suma de dinero que estaba muy por encima de lo que me ganaba en el consultorio.
La ciudad de Cartagena que lo vio nacer en 1911 el 17 de Febrero, lo vio morir a sus 82 años el 25 de Noviembre de 1993.PAZ EN SU TUMBA.