
A diario decenas de personas en Magangué recurren al transporte pirata para llegar a sus destinos. Quienes lo usan lo ven como una alternativa rápida para movilizarse; y para quienes lo ofrecen es una manera de ganarse la vida, pero, para las autoridades es un dolor de cabeza.
Esta situación ha generado una disminución en el flujo de pasajeros que utiliza los servicios del Parqueadero Municipal, ubicado en el barrio Cristo Prado.
Recientemente, el gerente de este parqueadero, Sigifredo Urrea Maya, le solicitó a la Policía Nacional y al Fondo Municipal de Tránsito y Transportes mayor control a la piratería terrestre en sectores como el antiguo Terminal de Transportes y los alrededores de la iglesia de La Candelaria.
Sin embargo, estos controles no han sido suficientes, porque los llamados “piratas terrestres” han llegado a formar parqueaderos satélites, incluso en estaciones de servicio.
“Es importante la vigilancia en estos puntos que utilizan para el cargue y descargue de minivans y de taxis”, acotó el funcionario.
Implicaciones
El transporte pirata tiene varias implicaciones. El mayor peligro es poner en riesgo a las personas, ya que, generalmente, este no cuenta con estándares técnicos de seguridad o mantenimiento para los vehículos que ofrecen este servicio, y tampoco es clara de quién es la responsabilidad en los casos en que haya accidentes u otras situaciones de seguridad.
En cuanto a lo económico, el mayor impacto lo sienten los operadores de modos de transporte regulado, quienes dejan de percibir los ingresos por los pasajeros que han migrado a modos ilegales.