El escándalo desatado el fin de semana anterior por “posible” manipulación de una encuesta para la escogencia del candidato que será avalado por el partido conservador a la alcaldía de Magangué, demuestra que los vicios de la política fraudulenta que se hace en el país, siguen estando a la orden del día.
Los audios que circularon por las diferentes redes sociales y que se volvieron tendencia en nuestro municipio, demuestran que realmente si hubo la intención de manipular la encuesta que se estaba llevando a cabo por parte de la colectividad azul.
Este tipo de acciones, vengan de donde vengan, deslegitiman el ejercicio limpio y transparente que debe ser la escogencia de nuestro futuro alcalde y deben ser rechazados de manera contundente por la sociedad en general.
Este delito “ético y moral”, pues no tiene una connotación de carácter penal, sí debe ser investigado al interior de la colectividad y que con los estatutos en manos que los rige, se apliquen las sanciones a las que haya lugar para aquel o aquellos que estuvieron inmersos en este tipo de intento de fraude.
Negarlo, sería tanto como negar que existe el día y la noche o las horas y los minutos, fue muy evidente la intención.
Aquí tampoco puede caber la teoría que ha hecho carrera en el país cuando se presentan casos bochornosos como este, de “todo fue a mis espaldas”, pues la evidencia filtrada denota una coordinación premeditada y organizada de cometer un hecho, que a la postre y por la filtración del audio no se pudo cumplir.
Este tipo de acciones que afectan nuestra democracia, demuestra que cada día y con el único fin de obtener el poder se coloque en práctica el “todo vale”, pues eso es lo que está fortaleciendo a la corrupción en la nación.
Aquí pierden todos; los candidatos y el partido Conservador, pero sin lugar a dudas quienes más pierden son los candidatos pues pierden lo más importante que pueden tener ante la comunidad, su credibilidad y honestidad.
Hay que ser claros que solo uno de ellos fue quien cometió la falta, pero por el efecto de repetición se lleva al otro teniendo en cuenta que juntos hacen parte de la misma colectividad y es así como lo percibe la comunidad.
Este capítulo bochornoso y delicado que ha sido la comidilla durante el fin de semana en los corrillos, parques, esquinas y mentideros políticos de la ciudad, sirven para exigirles a los candidatos a cualquier cargo de elección popular en la justa del próximo 27 de octubre, “juego limpio”, por el bien de la democracia en Colombia.