El drama de los habitantes se encrudece cada vez que llueve, debido a que la vía se transforma en una “trampa mortal” por la gran cantidad de huecos que se forman y lo más triste, es que la Administración Municipal aún no cuenta con recursos suficientes para brindar una solución efectiva.
“A diario se registran 6 o 7 accidentes, en donde resultan heridos motociclistas que no pueden sortear los “cráteres” y pierden el control de sus vehículos. Tenemos miedo que con el inviernoesto se ponga peor”, manifestó Álvaro Chamorro Buelvas, dignatario de la Junta de Acción Comunal del barrio Dos de Noviembre.
Y es que la llegada de las lluvias sacudelos recuerdos. Inundaciones, emergencias y más de mil 9 milfamilias afectadas fue el saldo que dejó la ola invernal de 2010, cuando se presentaron las mayores precipitaciones registradas en el municipio desde la década de los 70’s.
Desde entonces, los gobernantes de turno sólo se encargaron de reforzar ciertas estructuras y arreglar las motobombas del municipio, por lo que algunos ciudadanos se atreven a asegurar que la historia se repetirá.
El cáncer de las basuras
Este medio hizo un recorrido por el jarillón Sur, y además del lodo y los profundos huecos, se evidenciaron toneladas de basuras en los alrededores del dique.
Pese a los esfuerzos de la Policía Ambiental y Ecológica y algunas Instituciones Educativas que han realizado jornadas de aseo, el panorama es desolador y la contaminación ha comenzado a afectar a la población.
Lo que más preocupa, según Chamorro Buelvas, son los desechos arrojados por personas inescrupulosas que habitan en el sector o se movilizan en vehículos.
“El urbanismo y la belleza del jarillón que colinda con la Ciénaga Grande de Magangué se ha perdido. Ahora parece una cloaca, sucia y contaminada, sin duda, es un cáncer”, indicó por su parte Jaime Zuleta, vecino del sector.
Los moradores hacen un llamado a la empresa Regional de Aseo para que recoja las basuras y les solicitan a las autoridades sancionar a quienes estén arrojando desechos en la vía.