
Cada día se ha hecho difícil controlar a los mototaxistas de la ciudad, uno de los tantos dolores de cabeza más grandes de las autoridades, ya que muy pocos de lo gran cantidad que se estima ruedan por la ciudad, tienen el cuidado de seguir las normas de tránsito, muy a pesar de que muchos terminan siendo víctimas de su propia imprudencia al olvidárseles que en una moto, el conductor y el pasajero actúan como si fueran la carrocería de este vehículo, y son quienes reciben la mayor parte de los golpes. Es así que las estadísticas de accidentes en moto son tan elevadas, y por eso los motociclistas ponen tantos muertos y heridos en el total de los accidentes de tránsito.
Para muestra, los incidentes registrados a diario en las calles y avenidas, noches y días son fehacientes del peligrosos accidentes ocasionando hasta la muerte, cuantos casos no hemos vistos y vividos, solo por no conducir con prudencia y respetar el carril y las normas de tránsito.
Las mototaxistas es un hecho social. Ese tipo de vehículos son un medio de transporte que soluciona gran cantidad de dificultades a amplios sectores de la población y son medio eficaz de transporte popular. Pero quienes las conducen tienen obligaciones, deberes y normas qué cumplir. Y allí está el meollo del problema, la falta de cultura ciudadana de quienes las conducen.
Ni las normas de tránsito, ni las vías vehiculares, ni la ciudadanía estaban preparadas para el crecimiento en progresión geométrica que ha habido del número de motocicletas por las calles de Magangué Se convirtieron en un actor nuevo que terminó imponiendo el desorden, dificultando en grado sumo el desplazamiento por las calles, generando el caos vehicular, afectando notablemente la calidad de vida de los habitantes.
Las motocicletas son parqueadas en todas las calles céntricas, sin importar si allí está permitido o no. Las luces de los semáforos y demás reglas de tránsito son reiterativamente desobedecidas por quienes van en tales vehículos. La insensatez, agresividad, intimidación y temeridad son la pauta predominante de un segmento de importante de motociclistas (porque no generalizamos, ya que también hay gran cantidad de conductores de motos que sí respetan las normas de tránsito).
Muchos cargan un segundo casco que cuelga de uno de sus brazos, con el que algunos golpean los vehículos que tienen el infortunio de circular por la misma vía. Todo en muchos de ellos es violento, no tienen idea de conducir por las vías de una ciudad, ni de lo que es avanzar por un solo carril.
A todo esto, hay que sumarle la grave problemática que crece y crece sin que se vislumbre una posible solución, como lo es el Mototaxismo; un sistema de transporte público ilegal que se sabe ‘recorre’ las calles magangueleñas sin que las autoridades municipales le apliquen un ‘tate quieto’ definitivo; ese costo político parece que tampoco se quiso asumir desde esta administración que está en su fase final.
Ese es uno de los grandes y urgentes desafíos del próximo alcalde de Magangué, el reimplantar el orden en las calles, el adelantar una gran campaña de cultura ciudadana, ‘meter en cintura’ a los mototaxistas. ¿Por qué no capacitarlos en convivencia ciudadana, en normas de tránsito, en organizarlos por sectores, puntualizarle los sitios de estación en los diferentes barrios…? ¿Si no lo logra, todas sus realizaciones como administrador de la cosa pública será irremediablemente opacada?