
Ocho años después de la entrega del primer informe sobre desempleo en Magangué, muchas cosas han cambiado y otras no tanto. Las dinámicas migratorias, la falta de políticas públicas de inclusión laboral y los fenómenos naturales no resultaron ser la excepción si no la regla.
En un análisis más profundo y actualizando los datos de aquel documento, la Cámara de Comercio de este municipio reveló que un 31 por ciento de la población no cuenta con un trabajo fijo y remunerado.

Esa cifra puede ser verificada con sólo salir a recorrer las calles y observar el alto número de vendedores informales y estacionarios que invaden la ciudad.
A nivel nacional
Según el Dane, el índice de desempleo en el primer semestre de 2018 fue de 9,7 por ciento, ubicándose en un solo digito.
Las tasas de desempleo más bajas se registraron en Santa Marta (7,9%), Barranquilla y su área metropolitana (8,0%) y Cartagena (9,6%). Mientras que las más altas se presentaron en Cúcuta y su área metropolitana (18,3%), Quibdó (17,9%) y Riohacha (16,7%).

Lo que genera empleo
El empleo digno en Magangué es escaso. Almacenes Éxito, Tiendas ARA y Súper Tiendas Olímpica (SAO)siguen siendo las fuentes de empleo mejor estructuradas en la llamada “Ciudad de los Ríos”, además de los planteles educativos de carácter público y privado.
Actividades económicas comunes
Entre las actividades económicas más comunes en Magangué se encuentra el mototaxismo y las ventas estacionarias, con más de 12 mil personas laborando a diario.
En segundo lugar se encuentran el comercio, empleos domésticos yalbañilería con más de mil 800 integrantes respectivamente.
Las cifras de la informalidad en Magangué
Tomando como referencia las cifras contenidas en el estudio desarrollado por la Camcomercio, la informalidad en Magangué ha aumentado, de manera que un 59 por ciento de los trabajadores contratados no cotiza en ningún Fondo de Pensiones; un 52 por ciento de los empleados no está afiliado a ninguna Entidad Promotora de Salud (EPS); sin contrato se encuentra el 57 por ciento de los trabajadores que laboran con empleo fijo; y el 40 por ciento de las personas que devengan ganancias son informales.
Los empleos sin remuneración y la informalidad se han convertido en la válvula de escape para las personas menos educadas en momentos en que el sector formal resulta ser incapaz de acogerlos.
Este sector está constituido por trabajadores no asalariados que en su mayoría corresponden a los que son observados a diario engrosando las filas de vendedores ambulantes, mototaxistas, coteros, albañiles, empleadas domesticas y vendedores de minutos.
La mayor parte de las personas que se encuentran sumidas en la informalidad poseen un grado de escolaridad bastante bajo, el cual no supera la educación básica secundaria y por el contrario se concentra en los niveles escolares primarios.
Este problema disminuye las posibilidades de emplearse en el sector formal y conseguir los recursos económicos suficientes para romper el círculo vicioso de la pobreza en su próxima generación.
Las consecuencias
La mitad de los empleos en Magangué son informales. Los problemas que este fenómeno genera son también a largo plazo.
Aunque a nivel nacional este fenómeno ha trascendido fronteras y se constituye en el ‘talón de Aquiles’ de los gobiernos, Colombia supera apenas a países como Ecuador y Bolivia en Suramérica.