Ante la derrota, una propuesta indecente
Para nadie es un secreto que desde que se posesiono el sub presidente de la república, Iván Duque –todos saben quién es el verdadero presidente- son más la derrotas que ha sufrido su gobierno que las victorias que ha podido obtener.
Pese a manifestar que no gobernaría con espejo retrovisor, nueve meses después de iniciar su gobierno todo cuanto sucede en la nación –según ellos- es responsabilidad de la administración de Juan Manuel Santos, es decir del gobierno anterior.
Por el camino fueron quedando todas las promesas de buscar la reconciliación y acabar con la polarización que había entre los colombianos y rápidamente el cascaron de ese cambio prometido comenzó a desmoronarse.
Primero fue con la dura reforma tributaria presentada por su ministro Carrasquilla, pese a que su promesa de campaña había sido la de no subir o crear más tributos a los colombianos; pues bien logró grabar varios alimentos de la canasta familiar y subir el valor del IVA a los colombianos, pero a la vez estalló el escándalo de sus ministro Carrasquilla por los bonos del agua, política que fue impulsada durante el gobierno de Uribe.
Perdió la batalla con las miembros del ELN que estaban dispuestos a iniciar un dialogo, al tratar de hacerlos deportar de la Habana a los que quería apresar luego del ataque a la escuela de la Policía, al punto que su actitud fue reprocha por el Consejo de seguridad de naciones Unidas que le pidió respetar el protocolo preestablecido.
Perdió también cuando pretendió objetar 6 de los artículos de la Ley estatutaria de la JEP, que entre otras cosas llevo al país a un gran desgaste en un nuevo debate político, pese a que la norma ya había pasado por el control institucional de la Corte.
Nunca se logró saber o conocer las inconveniencias invocadas por el gobierno para objetar esos artículos.
Pero también fue derrotado con la votación de las objeciones en donde supuestamente había reclamado la victoria, pues fue la misma Corte quien le dijo que los 47 votos obtenidos hundían las objeciones presentadas.
Pero también perdió porque a través de su aliado el ex fiscal Martínez Neira, nunca enviaron las pruebas sobre el caso de Santrich –guardas al parecer para desprestigiar a la JEP- y esta ordeno su libertad ante la ausencia de esa prueba, la que coincidencialmente apareció en los medios de comunicación al día siguiente de su fallo.
Perdió también porque la Corte reconoció que el líder del partido Farc tenía carácter de congresista pese a no haberse posesionado y por lo tanto debía ser dejado en libertad y por lo tanto se podía posesionar como representante por el departamento del Atlántico.
Ante todas estas derrotas, que no las esperaba, ahora el Uribismo soterradamente está planteando una Constituyente, con el único fin de acabar con las Cortes y plantear una sola que se ajuste a sus necesidades, como la de atornillarse al poder y ejercer una dictadura de la derecha con la aprobación de “un articulito” que permita la asunción al poder de quien se considera el presidente eterno, que solo busca es evadir la justicia.
Sin lugar a dudas esa si es una propuesta indecente que todos debemos rechazar.
Y como la Corte Constitucional es el rector mayor, volvió a tomar la batuta del asunto: entró a definir si 47 era suficiente o no. Mientras se pronunciaba, la JEP ordenó la libertad de Jesús Santrich, el fiscal Martínez renunció rasgándose las vestiduras por la decisión del tribunal de paz y durante la salida de la cárcel del exjefe guerrillero, que parecía salvado de la extradición, volvió a ser recapturado. El país iba frenéticamente intentando entender qué sucedía y algunos aseguraron que era la crisis institucional del siglo. Nada pasó, porque todo volvió a su principio. Ayer la Corte Suprema volvió a ordenar la libertad de Santrich que ahora se encontraba en el Búnker de la Fiscalía y tras 24 horas llegó a la sede de su partido, mientras la Corte Constitucional le dio la estocada final a las objeciones: Duque tiene que firmar la Ley Estatutaria como la recibió por primera vez. Así dijo que lo haría. Dos meses y medio transcurrieron entre los debates y avatares de la política nacional para seguir como veníamos.
*Consultor y Asesor Político, Comunicaciones,
Y Organización de Campañas Electorales