Los sacerdotes invitan a vivir profundamente esta fecha. Una antigua forma de proceder al ritual del Miércoles de Ceniza ayudará a evitar el contacto.
La Iglesia Católica congrega a sus fieles para dar inicio a la época de Cuaresma. En medio de la emergencia sanitaria por la covid-19, la celebración del Miércoles de Ceniza se vivirá con gran fervor tanto en los templos como en los hogares.
Por disposición de la Santa Sede, todas las parroquias deberán manejar los respectivos protocolos de bioseguridad. Tradicionalmente, después de la homilía venía la imposición de la ceniza en forma de cruz en la frente a los fieles. Sin embargo, este año el ritual cambiará y las cenizas serán esparcidas en la cabeza.
“Este año el reto prescribe que se bendigan las cenizas y que el sacerdote se haga la señal sobre sí. Este tendrá que ponerse la mascarilla que le cubra boca y nariz en todo momento. Los fieles harán una fila con el debido distanciamiento y en vez de imponerles la cruz les dejará caer la ceniza en la cabeza”, indicó un sacerdote el padre Jaider Lázaro, delegado arquidiocesano Pastoral de Liturgia, que a su vez resaltó que dejarse caer cenizas sobre sí mismo es un símbolo de penitencia.
Previo a este procedimiento, el cura deberá decir las fórmulas: “Conviértete y cree en el evangelio” o “recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás”.
Según la Conferencia Episcopal de Colombia los feligreses que se sientan en condiciones de estar presencialmente en el templo están invitados a participar en la Santa Misa de su comunidad.
El acto simbólico que representa conversión y preparación para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa, este año tendrá otro procedimiento, y no es nuevo. La tradición de esparcir la ceniza por la cabeza y no imponerla directamente en la frente se remonta a la antigüedad.
Desde el vaticano
El papa Francisco se pronunció ante la opinión pública y extendió una especial invitación a los creyentes para que se mantengan en comunión y oración mientras se preparan para recibir la Cuaresma.
En un comunicado el sumo pontífice dijo: “En este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el agua viva de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo. En la noche de Pascua renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, para renacer como hombres y mujeres nuevos, gracias a la obra del Espíritu Santo”.