Contrario a lo que se puede pensar, los datos oficiales sobre líderes sociales asesinados no necesariamente corresponden a la realidad y podría haber mucha mayor victimización en las regiones golpeadas por este flagelo, según el más reciente informe del Centro de Estudios de Justicia, Derecho y Sociedad (Dejusticia) en colaboración con el Human Rights Data AnalysisResource Center (Hrdac).
Según la ONG colombiana, la diferencia en las cifras que se manejan según distintas organizaciones e instituciones hace necesario que aplique un modelo estadístico “para entender cuántos podrían ser los homicidios totales y aclarar cuántos de estos líderes asesinados se estarían quedando por fuera de los conteos”.
“La diferencia entre las cifras ha hecho que en el debate público se considere que la información es poco confiable. De hecho, se ha utilizado la falta de unanimidad entre los datos de cada uno de diversos actores para debilitar el diagnóstico de la problemática”, advierte.
“Más allá de la diferencia en los datos, es claro que existen múltiples dificultades para llevar un registro completo de los homicidios. Por ejemplo, algunos pudieron ejecutarse en lugares aislados; es posible que los medios de comunicación no reporten siempre los seguimientos de las entidades gubernamentales o de la sociedad civil, o algunos casos pueden verse como una desaparición forzada, y no como un homicidio”, agrega Dejusticia.
Los resultados de la investigación son dicientes. Las dos organizaciones encontraron que “existe un subconteo en los asesinatos a líderes sociales en el país, incluso por parte de las organizaciones que más realizaron reportes” y en los máximos registrados durante los últimos dos años se puede evidenciar tal asimetría.
“En el 2016, seis organizaciones documentaron el asesinato de 160 líderes sociales, mientras que nuestros resultados muestran que en el mismo año fueron asesinados aproximadamente 166 líderes sociales. Por su parte, en 2017 fueron documentados 172 asesinatos de líderes sociales, mientras que nuestros resultados muestran que esta cifra fue de aproximadamente 185”, advierte Dejusticia.
Asimismo, la ONG calcula que 20 asesinatos pudieron quedarse por fuera de los registros en 2016 mientras que 48 pudieron haberse ignorado en 2017. Esto implica que mientras que los homicidios de líderes sociales aumentan a tasas de más del 10%, tal como alerta Dejusticia, a pesar de que su estudio llevó mayor exactitud a las cifras, se mantiene un subconteo.
“El documento demuestra que la violencia contra líderes sociales es mayor a la que reportan las organizaciones y además, la violencia letal sí aumentó entre 2016 y 2017, probablemente en 10% o más, por lo que resulta urgente que se tomen medidas eficaces para dar fin a esta problemática, para lo cual, a su vez, es necesario escuchar los pedidos de las organizaciones de líderes sociales”, concluye.