Transcurridas las tradicionales festividades de la Virgen de La Candelaria, no resta otra cosa que realizar un balance de este evento religioso y cultural, el cual se ha mantenido incólume, gracias a la fe de los magangueleños y de la feligresía exterior que asiste fervorosamente todos los dos de febrero a esta cita con los ancestros.
Puede afirmarse que todos los actos programados desde la Parroquia, la alcaldía y los particulares, se desarrollaron exitosamente sin ningún trastorno, muy a pesar de algunas falencias como el desaseo en las calles que fue el lunar más vergonzoso del cual criticaron ilustres visitantes y turistas en general.
Las Eucaristías y rituales programadas por la Parroquia Nuestra Señora de la Candelaria de la mano de la Diócesis de Magangué, se cumplieron con una enorme organización y acogida por parte de todo el pueblo que fervientemente asistió a los actos piadosos desde el principio de la Novena a la Virgen Morena.
Por encima de cualquier consideración, Magangué le cumplió a todos sus pobladores y visitantes, porque además no hubo nada que lamentar. Se criticó en su momento la falta de vigilancia policiva, pero no se necesitó mucho porque de parte de la ciudadanía hubo excelente comportamiento y disciplina, amén de la profunda devoción a su patrona.
Cuando ya termina la administración municipal, no resta que desear al nuevo alcalde de Magangué que, ojalá se interese por fomentar más el turismo, generando nuevos atractivos para la ciudad y fortaleciendo los eventos culturales tradicionales, porque en este orden hubo muchas fallas y falencias, empezando porque en esta administración que expira el talento local pasó a segundo plano.