Hace unas décadas atrás había en Nueva York un programa radial muy famoso y escuchado sobre los “marcianos” o seres extraterrestres. Un día la narración que incluía efectos especiales comenzó a transmitir la invasión a la ciudad por estos seres fantasmales, lo que derivó en una crisis colectiva de miedo, incluso suicidándose varias personas. Al final se tuvo que informar que era solamente una serie de ficción y que no tenía un espacio real, pese a lo cual una multitud incendió la emisora.
Actualmente ocurre una situación que la mayoría del mundo desconoce y es la concentración de la propiedad en los Medios, de tal suerte que las tres cadenas informativas del mundo: Asociated Press, France Press y Reuters, entregan diariamente noticias a más de doce mil afiliados. Eso implica que pueden manejar cualquier dato o mensaje de forma coordinada en el mundo, especialmente al estar controladas por una agencia de inteligencia comunicativa que indica la dirección de todo lo que sucede.
En ese momento, cuando se conoce esta realidad, se sabe que por ejemplo lo referente al Coronavirus fue emitido en dos días de tal manera que el orbe supo que dicho virus había aparecido en China. Asimismo, toda la parafernalia que ha sucedido posteriormente se debe a la influencia de dicha presión. Así ocurren decisiones bastante inverosímiles que nunca una mente lógica podría creer.
En algunos países se han suspendido eventos masivos mayores de mil personas, aseverando entonces que cuando el número es de 999 las posibilidades de contagio son menores. O en otros lugares se ha comenzado a establecer que los horarios de metro sean “estabilizados”, pues la concentración humana es inmensa. Darse la mano ha sido prácticamente prohibido porque se supone que se transmitiría directamente el flagelo.
Sin embargo, el análisis debe ser mucho más profundo ya que parece que las líneas investigativas sobre la información solo permiten describir sin profundizar, debilitando enormemente la función comunicativa certera.
El pánico es una de las mejores formas que existen para engañar a la sociedad, guiar a las masas hacia objetivos perversos, manipular la conciencia de la gente, entre otras opciones. El maestro de la propaganda nazi, Joseph Goebbels, explicaba que al propagar la idea que los judíos se apoderarían del comercio y dejarían a los alemanes sin comida, sirvió exactamente para lo planeado: eliminarlos sin contemplación.
Tal vez es la hora de reflexionar serenamente sobre las implicaciones de una pandemia y su alcance verdadero, así como saber desde ya que las noticias pueden ser totalmente distorsionadas dependiendo del ángulo desde el cual se mire. Prevenir basado en el conocimiento científico, sin crear miedo y en su defecto hacer conciencia de la higiene, propender por la salud nutricional ante el comercio de comida chatarra, defenderse mentalmente de la presión social, pueden convertirse en mecanismos más racionales y prometedores para avanzar en la protección humana.