Un personaje que sin lugar a dudas ha estado en la boca de los colombianos más de una vez, esta semana dio mucho de qué hablar. Se trata nada más y nada menos que del expresidente Álvaro Uribe Vélez quien presentó su carta de renuncia al senado, pero no tardó en retractarse de su decisión, ¿Por qué? Quizás quiere mostrar su inocencia a la Corte Suprema de Justicia o simplemente quiere estar en el “trabajito” que le ha dado de comer muchos años.
Uribe no es el santo de devoción de muchos, talvez por el gran número de investigaciones que tiene en su contra que hacen dudar de su inocencia, sin embargo, hay quienes lo defienden como si no hubiese un mañana y creen a ojos cerrados en la lealtad del mandatario que gobernó durante ocho años el país que muchos dicen que mejoró, Colombia.
Durante su gobierno devolvió un poco la esperanza a este país que estaba condenado a la violencia. Las personas podían salir sin preocupaciones, aunque si se descuidaban en Soacha (Cundinamarca) podían aparecer con un par de botas nuevas y camuflados, y con un simple chasquido de dedos ¡eran guerrilleros! La popularidad de Uribe Vélez se debe a esto, a los resultados de su política democrática.
Su poder de convencimiento lo ha llevado a recibir el apoyo de millones de colombianos que confían en su política, donde no todo es tan oscuro ni tan claro, ocho años fueron suficientes para mejorar la creación de empresas, impulsar el turismo y como no, ¿derrotar a la guerrilla?
En fin, odiado por unos y adorado por otros nuestro presidente (comoaún lo llaman los de su partido político) pidió que se retuviera su carta de renuncia, ya que como el mismo lo dio a conocer en su cuenta Twitter (muy a su estilo) por motivos de honor no dejara su curul. ¿Será honorabilidad o estrategia? ¿Él sabe que está frito o los tendrá bien puestos?