Por: OMAR CUELLO ROMERO
Mucho se ha criticado en los últimos años sobre las administraciones municipales de turno, muchas veces con razón, pero en su mayoría sin fundamento de forma y fondo.
A más de cuatro años y medio de gestión de la actual administración del alcalde Carlos Cabrales, es hora de realizar un análisis aterrizado y justo de su labor social en cuanto a infraestructura se trata, porque en lo social y comunitario muchas son las realidades en favor de todos los estratos de nuestra comunidad, difícil de refutar.
Empero, desde el punto de vista arquitectónico o de obras, que en última es lo que la gente más observa, todas están a la vista de la opinión pública, las cuales poco a poco están transformando el entorno urbano y rural de Magangué, sin hacer tanta alharaca.
Obras son amores, se suele decir en el ámbito político, y en efecto, que la gestión de la Alcaldía ha cumplido como aporte al desarrollo de la segunda ciudad de Bolívar.
Con o sin razón, hay que reconocer está realidad, donde la administración Cabrales ha llenado las expectativas trazadas, cuyas evidencias están ahí para que el pueblo juzgue.
La revitalización de la avenida Colombia con sus espaciosas calzadas y andenes, con una moderna rotonda, viene cambiando el entorno del centro de Magangué; la culminación de la avenida La Candelaria que conectó el centro de la ciudad con la vía Transversal de la Depresión momposina; la construcción del moderno edificio del Sena en el sector La Esmeralda; el Centro de Vida, detrás de la nueva Alcaldía; la pavimentación en asfalto de las vías terciarias Magangué- Barranca Yuca-Magangué Cortina- La Pascuala; el Mirador de Sanmarkanda, la gasificación corregimental, entre otras obras, le están cambiando la cara a Magangué.
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