El pasado viernes, a las 4:00 de la tarde, Ernesto Rojas vendió a 6 mil pesos el último de los bloques de agua congelada que había fabricado durante el día. Después de eso, el municipio de Magangué, situado en medio de un calor sofocante a orillas del río Magdalena, se quedó sin hielo.
Según Rojas, la gran cantidad de pescado que aún no ha sido vendido y la falta de una fábrica de hielo, ha generado que los comerciantes minoristas y mayoristas tengan que ingeniárselas para refrigerar este popular alimento.
En un día normal, a las pocas horas, los vendedores acaparan en sus pesqueras todo el hielo que está a la venta. Lo necesitan para conservar los bagres y mojarras que los pescadores sacan a montón del río.
“Algunos están comprando enfriadores de grandes dimensiones para fabricar su propio hielo, acabando con cualquier intento de montar un lugar especializado para hacer agua congelada en bloque”, manifestó Carlos Rodelo Jiménez, comerciante asociado a Fundepesca.
Cuando no hay para los enfriadores
Por el contrario, cuando los pescadores no cuentan con recursos para adquirir un aparato que sirva para refrigerar, deben comprar más de 4 milbolsas con hielo en casas de familia, y esta práctica es la que está dejando a Magangué sin la famosa agua congelada.
Cada una de esas bolsas es adquirida hasta en 700 pesos, por lo que en los hogares prefieren vendérselas a los comerciantes de pescado que a los vecinos.
Cacería por hielo
Y cuando hay subienda, según Rodelo Jiménez, los moinos (intermediarios) participan de una cacería comercial por el hielo. Sin la cantidad de hielo suficiente, el pescado se pudre durante su transporte a otras ciudades.
Los hogares magangueleños que congelan el agua en bolsas son pocos, producen cerca de 4 mil unidades, que no dan abasto. Por eso, los moinos se ven obligados a comprar hasta los trozos de escarcha que quedan en los congeladores de los restaurantes situados junto al río. Aun así, no alcanza para todos.
“A pesar de la abundancia, cuando no hay hielo, no hay compradores. Por eso, en ciertos días, antes de las 12:00, se pueden observar pescados grises descomponiéndose sobre las piedras”, anotó Jaime Urrutia, vendedor de pescado.
La solución
Los comerciantes mayoristas envían a los “intermediarios” a municipios cercanos, llámense Buenavista o San Pedro a comprar hielo, el cual transportan entre ciscos de arroz, que es la cascarilla seca del cereal utilizada para que los bloques duren más tiempo sin derretirse.